martes, 3 de junio de 2014

Y de repente la Fortuna viene a comer a mi mano

Esta mañana me envía un mail la hija de X. desde México. Ya había perdido la esperanza de dar con ella y resulta que es ella la que ha dado conmigo. Una alegría grande. Me he emocionado.  

Al medio día R. me envía tres textos desde Cuba. "Hoy es mi día", me digo. Nos intercambiamos mensajes y vemos que podemos ayudarnos el uno al otro. Nos ponemos manos a la obra.

Por la noche, S. me envía todo un dossier sobre una de mis espías. Lo ha conseguido de la policía suiza. Casi salto de alegría. La documentación es muy relevante. Cubre algunas de mis lagunas, me obliga a replantearme algunas cosas y abre pistas nuevas.

Me cuesta dormirme. Estoy... casi diría que exaltado. Tengo la imaginación repleta de imágenes eufóricas y las dejo representar a su antojo las escenas más irreales mientras la noche avanza. ¡Que avance lo que quiera! Esta noche me toca bailar con mis fantasmas.

No puedo dar más detalles porque he descubierto que alguno de ustedes usa la información que voy proporcionando sobre mis espías para completar algunas entradas de la Wikipedia. No es que eso me sepa mal... además tiene la elegancia de nombrarme... pero es que lo que pongo aquí es siempre provisional en la medida en que mi investigación dista mucho de estar acabada y con frecuencia las hipótesis que creía firmes se me desvanecen en nada entre las manos.

7 comentarios:

  1. El gato de Schrödinger2:07 p. m., junio 03, 2014

    Le aseguro que no soy yo el que edita esas entradas de la Wikipedia. A mí, que me registren.

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  2. La urgencia de la inmediatez. Deberíamos aprender que la cultura es el control de la pulsión.
    Esperaremos a que domes a los fantasmas.

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  3. ¡Si no nos das mas detalles gritaré, gritaré, gritaré hasta enfermar !

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  4. Lo único que puedo añadir, amigos, es que me temo que toda está historia literariamente me supera. Tendré que comenzar a ejercitarme en fracasar con su narración.

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  5. Quien investigaba a los espías era a su vez espiado.
    Deja que la musa guíe tu mano, Gregorio.

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  6. Creo que en este caso habría que reconocer que la Fortuna acude a quien la llama.

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    Respuestas
    1. La verdad que he llamado mucho a su puerta. Y seguiré en ello. Terco, lo soy.

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