Hice esta foto hace ya 10 años. Amanecía en Varna. Dejé el hotel Cherno More muy temprano, cabreado con el tipo de la recepción, que me llamó por teléfono no sé cuántas veces por la noche para decirme que ya estaba en recepción lo que yo no había pedido. Hacía mucho frío aquella madrugada, pero ya había una pareja bañándose en el Mar Negro, ese mar de nombre tenebroso que conduce a la Táuride. Ahora la ciudad es noticia. No por lo que debería serlo, por las joyas de su museo arqueológico, que guarda el oro de las tumbas de la necrópolis calcolítica de Varna. Si no porque la naturaleza siempre vuelve, cosa que no debiera ser noticia si los hombres tuviéramos más memoria. Pero entonces no seríamos hombres.
Bulgaria en el corazón.
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