Largo paseo por las viñas y campos de cultivo abandonados de Alella. Como mi Agente Provocador y yo aún seguimos manteniendo vivo un cierto espíritu aventurero, nos atrevimos a hacer aquello contra lo que el refrán previene: dejar carretera por senda. Y no sólo eso: dejamos también la senda por una pista que se fue haciendo cada vez más difusa, hasta que nos encontramos sin salida, entre zarzales y cañaverales. Acabamos con las piernas castigadas, pero felices. Cuando encontramos el camino de regreso, el cielo amenazaba lluvia, pero esperó a que llegásemos a casa para descargar. La felicidad también es llegar a casa cansado y con las piernas marcadas, como un niño. A veces hemos llegado también empapados porque una tormenta nos alcanzó a medio camino. Pero eso ya no es la felicidad, eso es una orgía.
lunes, 7 de septiembre de 2020
Largo paseo
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Mi pueblo
I Decía Leo Strauss que la política tiene un fuerte componente infantil. Duele darle la razón, pero los políticos (o sea, todos nosotros) n...
Ja, ja... que no falte
ResponderEliminarDesde luego, un largo paseo en buena compañía y con la naturaleza ayudando a la vez que poniéndolo difícil, es magnífico para sentirse bien; llegar a la cama físicamente cansado es un lujo. Preciosa foto, feliz martes.
ResponderEliminar... por no hablar de los pulmones, que estarían pletóricos...
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