Dice Platón en las Leyes que los padres son imágenes vivas de los dioses.
Pero cuando uno tiene en su casa "como un tesoro inmóvil y abatido por la edad" a su padre o a su madre, ha de saber que no hay mejores intercesores a los ojos de los dioses.
"Para el hombre bueno es una suerte que vivan sus antepasados cargados de años hasta los últimos límites de la existencia y un motivo de amarga nostalgia que desaparezcan jóvenes".
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