Baltasar Gracián me anima a recuperar una entrada antigua dedicada al capitán Andrés Fernández de Andrada y a su inmortal Epistola moral a Fabio.
Recuerden:
Más quiere el ruiseñor su pobre nidode pluma y leves pajas, más sus quejasen el bosque repuesto y escondido,que agradar lisonjero las orejasde algún príncipe insigne, aprisionadoen el metal de las doradas rejas.Triste de aquel que vive destinadoa esa antigua colonia de los vicios,augur de los semblantes del privado.
La colonia de los vicios es la Corte y el privado, el consejero o ministro del monarca.
El poeta en lugar de “rostro” emplea “semblantes” resaltando la fuerza de la comparación., porque el semblante, además de la cara, es el estado de ánimo que se asoma al rostro. Y es precisamente aquí donde interviene Baltasar Gracián, que escribe en El Criticón: "Los áulicos, como siempre están contemplando el rostro de su príncipe y brujeándole los afectos...".
La cita de Gracián se encuentra en la segunda parte del Criticón, publicada en 1653. Es, por lo tanto, posterior a la Epístola.
Y esto es lo que quería decir.
Ya, dulce amigo, huyo y me retirode cuanto simple amé: rompí los lazos.Ven y sabrás al grande fin que aspiro,antes que el tiempo muera en nuestros brazos.
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