Vladimir Malacki nació en Varsovia en 1908.
A los 17 años abandonó Polonia y realizó un largo periplo que lo llevaría a Palestina, Rumanía, Egipto y París, a donde llegó a finales de junio de 1926.
Se ganó el pan con el sudor de su frente allí donde pudo y como pudo. En París trabajaba de estibador en Les Halles, sin tener residencia fija, cuando, una tarde de 1935 cayó en sus manos un texto de Gide en el que éste confesaba: "Me siento culpable de no haber tenido que ganarme nunca el pan".
Vladimir le escribió a Gide una carta de desprecio, gracias a la cual -y con la ayuda inestimable de Gide- pudo convertirse en Jean Malaquais.
Dice el intelectual colectivo que Marina ha dicho que la necesidad de usar la memoria en el aprendizaje no constituye pecado.
ResponderEliminarPara ahorrar a los fieles el escándalo, empero, la epifanía viene precedida de una piadosa introducción: "
"El filósofo (sic en el original) José Antonio Marina está del lado de la innovación educativa. Defiende que para sobrevivir en el mundo laboral es obligatorio aprender y reciclarse durante toda la vida, que las facultades de Educación se han quedado atascadas por miedo al cambio o que los avances de la neurociencia pueden marcar el camino de la renovación pedagógica. Sin embargo, hay un punto con el que no comulga:..."
Te alabamos, señor.