Veo que las almas cándidas están protestando contra los maestros que ponen deberes para el verano. No entienden que se maltrate a los niños de esa manera, cuando lo que deben hacer es jugar, que es una actividad esencial para su desarrollo.
Dejaré de lado a las maestros sádicos que más que poner deberes condenan a los niños a galeras, porque no es la norma la que debe rendir cuentas a la excepción, sino al contrario. El problema de las almas cándidas es que son incapaces de entender que la diferencia entre los hijos de familias culturalmente ricas y los hijos de familias culturalmente pobres radica en que mientras los primeros no paran de hacer deberes y de repetir conocimientos, los segundos están condenados a repetir curso.
Me explico. El niño que crece en el interior de una familia culta, siempre está haciendo deberes. Vive inmerso en un lenguaje complejo y bien estructurado que le permite incrementar rápidamente su vocabulario (y cuanto más amplio es el vocabulario de un niño, en mejores condiciones se encuentra para aprender cosas nuevas), sus padres le piden su opinión sobre sus experiencias y le animan a razonarla, lo llevan con ellos a visitar museos y exposiciones, al cine, al teatro, reciben en casa visitas de amigos cultos... En estas familia se lee y comenta la prensa, hay un montón de libros y la lectura es un hábito familiar normal, etc, etc. Estos niños no paran de repetir y ampliar en casa lo que hacen en el colegio.
El niño que crece en el interior de una familia culturalmente pobre, siente que la escuela y su familia pertenecen a dos mundos diferentes, sin puentes de comunicación entre sí. Nada de lo que hace en casa refuerza lo que hace en la escuela, así que para reforzarlo, le hacen repetir curso. Pero es igual, como el lenguaje del saber no tiene nada que ver con su lenguaje coloquial familiar, de poco le servirá la repetición por sí misma.
Esta es la realidad elemental. Sin embargo las almas pedagógicamente cándidas aseguran que los deberes son clasistas, porque los niños culturalmente ricos disponen de la ayuda de sus padres para hacerlos, mientras que los niños culturalmente pobres si tienen dudas, no pueden contar con la ayuda de ningún familiar. Hay aquí implícita una lógica totalitaria que asusta, porque para ser coherente con esta tesis, se debiera obligar a los niños lectores y a los que odian la lectura a leer los mismos libros al año, porque si se deja a los lectores a su aire, son capaces de acabar creando diferencias culturales entre las personas adultas.
Hay dos maneras de equilibrar la balanza: O les imponemos a los cultos la hipotética exigencia democrática de la igualdad universal en la ignorancia, o estimulamos en los ignorantes el deber moral de ser cultos. Y lo demás es cuento. Pero los psicopedagos de la República de las Almas Hermosas seguirán erre que erre, condenando a los pobres culturales a seguir siéndolo, aunque para compensarlos, les exigirán saber cada vez menos y así (supuestamente) podrán aprobar más.
Como siempre...se acaba responsabilizando a los padres de que hagan lo que no hacen los profesores: crear gusto y hábito, por el saber. Sólo les pido eso, a los profesionales de la educación: que crean hábito y gusto, en el niño. Pero después de 12 horas en el colegio, parece que es pedir demasiado. Y callo, que aún recibiré un reprimenda de éstos.
ResponderEliminarH. Ambossat
Los profesores y maestros tienen su responsabilidad y los padres tienen muchísima más responsabilidad, fijese usted que hay profesores de instituto que pueden tener hasta 300 alumnos al año, cree usted que el profesor puede hacer lo que realmente él quisiera con tal cantidad de trabajo, sin olvidar, vuelvo a repetir ,que una parte muy importante de la educación recae en los padres, y más alta de lo que usted cree. Si no cuántos titulados superiores salen de barrios marginales o de barrios de obreros y cuántos salen de familias con altos ingresos o formación alta.
EliminarYa está bien de no respetar a los docentes, en paises como Singapur el docente es reconocido no sólo económicamente con los mejores sueldos del pais sino con un respeto y admiración que aquí en una España nunca ocurrirá.
A veces, viendo lo que la sociedad parece pedir a los profesores, y el tipo de estudiantes que esta misma sociedad produce, me pregunto si en unas décadas este oficio no tendrá que ser ejercido en su mayoría por emigrantes, como ha sucedido con quienes se dedican al cuidado de los ancianos, o al servicio doméstico, o como quiera que la corrección política quiera llamar a esta última ocupación, por haber dejado de ser atractivo para los naturales de esta tierra.
ResponderEliminarCreo que con el título de monitores de esplai ya están habilitados suficientemente...
Eliminar¿Es consciente, Gregorio, de que su cuarto párrafo es una andanada en toda regla contra el proyecto de inmersión lingüística que sufrimos? La inmersión refuerza, en efecto, a los afectos al Régimen, quienes disponen de todo ese feed back familiar del que carecen los castellanoparlantes, aunque sean estos bilingües. Ahora bien, el chiringuito de la pureza del "nosaltres" acabará derrumbándose, porque lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible, que dijo el maestro.
ResponderEliminarTiene usted toda la razón! La inmersión deja a los charnegos sin refuerzo cultural. Como todos sabemos, los catalanohablantes son unos pequeñoburgueses que solo usan el catalán en las empresas fundadas por sus padres, que solo invierten en productos culturales en catalán (véase como ejemplo a las editoriales radicadas en Barcelona), etc. Mientras, los de mi generación hemos sufrido la inmersión y la pérdida de formación cultural. Por suerte, en la Comunidad Valenciana la inmersión está confinada en unos pocos centros "batasuneros". Como todos sabemos, en el resto de escuelas valencianas el nivel cultural es envidiable porque no se aplica la inmersión, por suerte.
EliminarGracies per recurdar-ho!