Cuenta Josep Maria Espinàs en su A peu per Mallorca una anécdota bien sabrosa que os resumo a continuación:
Un grupo de ingleses está jugando al póquer. Uno de ellos se atreve a poner en duda el misterio de la Santísima Trinidad y el hecho llega hasta el pastor, que toma buena nota del despropósito. En el oficio del domingo se dirige a los fieles con la máxima dignidad y la más contundente vehemencia: "Me han explicado que uno de nuestros estimados vecinos, durante una partida de cartas, ha puesto en duda el misterio de la Santísima Trinidad. Sólo tengo que recordar una cosa: ¡Cuando se juega al póquer, no se habla!
¿No sería un farol de despiste, con una mano regular?
ResponderEliminarEs que... ¡Habrase visto qué falta de respeto! ¡Al póquer no se habla ni jugando con lentejas! Sin duda era una insinuación a un posible trío de ases.
ResponderEliminarSe parece a aquello de T. De Quincey de (paráfrasis) " se empieza por un asesinato y acaba uno faltando el respeto a las visitas"
ResponderEliminar¿El incrédulo era Newton?
ResponderEliminarUna atinada observación. Abrazos.
ResponderEliminarJajajajaa, genial! No me esperaba ese remate.
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