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lunes, 12 de octubre de 2009

El Eutifrón

He vuelto a leer el Eutifrón de Platón y he vuelto a reencontrarme con la sorpresa de un filósofo inagotable. Normalmente se tiene a este pequeño diálogo por una obrita menor que formaría parte de los diálogos llamados un poco despectivamente "aporéticos" o "socráticos", que serían los diálogos de formación de Platón. En ellos, siguiendo de cerca los paso de su maestro, habría intentado infructuosamente hallar la definición de alguna cosa, en este caso de la piedad. Tras dar vueltas y vueltas a la cuestión, concluirían ante diversas respuestas posibles y mutuamente excluyentes. Ahora sé que, estrictamente hablando, no existen diálogos aporéticos en Platón, precisamente porque la aporía (la imposibilidad de decidirse racionalmente por la mejor entre varias alternativas) es exactamente la respuesta a la pregunta sobre las cosas que no podemos medir con una unidad de medida universalmente aceptada.

Las dificultades de medición pueden poner de manifiesto, obviamente, nuestra impericia lógica, pero también la imposibilidad de encajar la realidad en una definición (definir es poner límites, delimitar). El lector tendrá que decidir en cada diálogo si se encuentra ante lo primero o ante lo segundo.

El Eutifrón comienza situando a Sócrates camino del juzgado de Atenas. Ha sido acusado de una falta muy grave y quiere conocer bien los cargos. Sabe que la acusación principal es de impiedad y ha sido formulada por un tal Meleto. A lo largo del diálogo no se hace ninguna referencia al resto de acusadores (Anito y Licón). Esto es importante porque en la Apología, que es el discurso de defensa de Sócrates ante el tribunal que acabará condenándolo a muerte (de una defensa fracasada, por lo tanto) está continuamente haciendo juegos de palabras con el nombre de Meleto. Meleto significa "el que cuida", "el que asume el cuidado de algo" y Sócrates ironiza sobre e hecho de que Meleto lo acuse a él de no cuidarse de las cosas importantes. Meletos, que representa la razón de la ciudad, se otorga la exclusiva del cuidado sano de los jóvenes y Sócrates es, de hecho, condenado a muerte por su incapacidad para convencer a los jueces de que es mejor cuidador que Meleto.

Camino del juzgado se encuentra con Eutifrón, que se dirige al mismo lugar, pero a presentar una acusación de homicidio contra su propio padre sin tener la más mínima duda de que actúa de la forma más justa y piadosa. Podríamos decir que si Sócrates es presentado por sus acusadores como un enemigo público, Eutifrón se presenta a sí mismo como un modelo cívico.

Eutifrón sabe lo que hace. Tiene certezas. Se siente bien orientado. Sin embargo, cuando concluya su breve encuentro con Sócrates, comprenderá aturdido que el fundamento de sus convicciones es más frágil de lo que nunca se había atrevido ni siquiera a sospechar. Por eso se retirará apresuradamente de la compañía del filósofo, para preservar los restos de sus convicciones del naufragio dialéctico. Su fe se está desmoronado ante las preguntas de Sócrates sin encontrar ninguna certeza alternativa. La piedad, de la que tan seguro se encontraba, parece inasible, como si no cupiera en una definición, es decir, en la lógica. No encuentra modo de saber en qué consiste exactamente porque no sabe tampoco si lo piadoso es lo que mandan, a su antojo, los dioses (y por lo tanto es la dignidad superior del dios la que determina en cada caso qué es y qué no es piadoso) o si los dioses sólo pueden mandar lo piadoso (y por lo tanto su omnipotencia no es tal, porque está sometida a una idea superior que la constriñe).

El lector moderno, aconsejado por la tradición reciente, concluye que Eutifrón es un fatuo incapaz de dar cuenta de su saber porque sus convicciones carecen de un criterio preciso de medición.

Toda la interpretación de este diálogo bascula sobre una decisión hermenéutica: ¿Quién es Eutifrón? ¿Es un ciudadano fatuo e irrelevante de Atenas o representa a la ciudad misma? La respuesta que demos a esta pregunta por una parte depende de nuestra concepción de la filosofía platónica en su conjunto y, por otra, la modula.

29 comentarios:

  1. Sé que no es la cuestión pero hoy entre estilográfica y estilográfica, tinta y tinta me he acordado de usted, http://www.jetpens.com/product_info.php/products_id/3833

    Saludos.

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  2. No sé si has considerado lo que me perece central de ese encuentro "ante la ley de la ciudad" (coincido en esto con Strauss en resltarlo): los consejos de Eutifrón a Sócrates de ser esotérico en lugar de intentar educar a las masas. Eutifrón saca partido de la ignorancia, Sócrates sucumbe a ella...
    Sin duda dos maneras de sobrevivir de personajes que en la Ciudad encontraron en el discurso la mejor herramienta para su supervivencia.
    (en realidad, repito aquí mi cada vez elaborado "discurso").
    Un saludo.

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  3. Querido Careiro: Le agradezco el detalle rememorativo (lo demás es anecdótico).

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  4. Calro: Claro, claro, el encuentro tiene lugar ante la ley de la ciudad, por eso sospecho que el representante de la ciudad no es Sócrates, sino Eutifrón. Dicho de otra manera: El Eutifrón es el complemento imprescindible de la Apología. Son la cara y la cruz del discurso socrático.
    Sócrates no puede ser un educador de las masas por la sencilla razón de que carece por completo de un discurso político que ofrecer.

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  5. Sr. Luri,

    El texto de hoy me devuelve al curso del Colegio de julio pasado.
    Teniendo en cuenta mi nivel 101 de filosofía, ¿podría indicarme algunos escritos de Platón para ir hincando diente, a ser posible por el orden que pueda ser más adecuado?
    Disculpe la caradura.

    PS: Uno que piensa como usted
    http://www.standpointmag.co.uk/node/1708/full

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  6. Si Eutifron representara la ciudad, entonces
    por qué le hace decir platón a sócrates que eutifron no tiene ni temor de los dioses ni verguenza ante los homnbres (de la ciudad)?

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  7. Claudio: Apología, Critón, Fedón. Y hablamos cuando quiera.

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  8. Albert: Mire, a mi me cuesta mucho discutir con usted porque entre otras cosas leemos de forma diferente los mismos textos. Remito a lo interesados a Eutifrón 15 d, y los animo a leer la intervención completa de Sócrates. Y que cada uno extraiga sus consecuencias.

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  9. ¡Muchas gracias!
    Espero verle (y oirle) en el Ateneo.

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  10. De irrelevante, nada. Eutifrón es la ciudad, con todos sus inconvenientes (y ventajas, claro; porque en la debilidad de las convicciones también hay ventajas).

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  11. La Ciudad (y El Mundo) son (somos) todos. Privilegiar a unos sobre otros (o desmerecerlos que es lo mismo) requiere un previo posicionamiento moral (o escala de valores). Prefiero ver a los personajes en su "papel" frente a las circunstancias, un "papel" que cada uno justifica ante sí y los demás.

    Los papeles respectivos son complementarios, pero los dos no conforman "todo el mundo". Eutifrón se va con el rabo entre las patas como haría cualquiera, especialmente si es Platón quien narra los hechos. Sócrates tampoco tenía una "respuesta" porque la "absoluta" no existe, aunque él va hacia el Hades con la esperanza de seguir buscándola con "mejores o más dignos interlocutores"...

    Humano, demasiado humano...

    Un saludo.

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  12. Disculpen la intrusión, pero esto es muy bueno.

    http://www.theonion.com/content/video/obama_to_enter_diplomatic_talks

    ...pero no puedes engañar a todos todo el tiempo.

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  13. La mejor noticia que me ha llegado del Eutifrón fue a través de "La regla del juego" de José Luis Pardo. El análisis que establece en esta obra me interesa especialmente. Y quizá, la síntesis del mismo puede ser que de la piedad sólo tenemos "noticias" cuando se establece alguna regla de justicia.

    La acción oscila, entonces, entre dos polos: el de la rigidez de la regla o la norma, y el de la elasticidad(que puede ser más insoportable) de la piedad.

    Un saludo.

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  14. Yo animo a leer el Eutifrón bajo la sospecha de que Eutifrón sea, exactamente, la ciudad, aun a riesgo de que el resultado sea lo que en Norteamérica se conoce como un "postmodern Plato". O, mejor dicho, precisamente por ello: ¿Por qué descartar que Platón hubiera intuido nuestros síntomas en la cima de la Antigüedad?
    Por algún sitio dice Nietzsche que se propone repetir la Antigüedad en la cima de la modernidad. Es, evidentemente posible, pero este ejercicio nos mantiene pendientes de la propuesta historicista de contemplar el pasado a la luz del presente. A mi cada vez me parece más interesante invertir por completo la relación y contemplar el presente a la luz del pasado.

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  15. Recullo la contraposició pietat-justícia que apunta el post de Juanma seguint la interpretació de Pardo a La regla del juego (al meu entendre un dels llibres de filosofia més interessants i originals dels publicat en aquest país els últims anys): la justícia aniria lligada a un sistema de regles explicitables perquè regula les relacions entre ciutadans, entre iguals, la pietat, en canvi, pertanyeria a l’ordre de l’excepció, de l’implícit no especificable en forma de regla estricta, ja que aniria dirigida a l’excepció, a les relacions amb els superiors (déus) o amb els inferiors (esclaus, infants, malalts, alienats...). L’ofensa, l’ofensa greu, la del jueu a Auswitch, és irreparable, diu Primo Levi que fora ximple pensar que la justícia humana l’extingirà, aquí només hi ha lloc per a la pietat moguda per la vergonya, res susceptible de ser formalitzat.

    Ara bé, la pietat d’Eutifró, pot ser simplement la pietat religiosa popular, de la ciutat? Perquè el propi Plató l’excepciona ressaltant que la pietat infonamentada d’Eutifró seria impietosa i insensible a la “vergonya” davant dels homes, és a dir, de la ciutat. El no saber d’Eutifró és una contraimatge del no saber socràtic, però el no saber d’Eutifró és perillós, mentre que el no saber de Sòcrates no l’eximeix de recordar-se de pagar els deutes amb els déus, fins i tot en el moment de la mort (el gall d’Asclepi).

    Postdata:
    Obviament vostè està en el seu dret d’irritar-se per una pregunta o pel que sigui, però li asseguro que només anava orientada a demanar un aclariment en el sentit indicat més amunt...

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  16. D'entrada donar gràcies al blog i a tots el que hi comenteu coses perquè és una font de motivació excel•lent. M’heu “obligat” a llegir-me un parell de cops l’Eutifró, i em sembla que hi hauré de tornar.
    La meva reflexió va encaminada cap a aquesta deriva última del diàleg que mantenim. Justícia/Pietat. I jo em pregunto i os pregunto: hi pot haver-hi accions pietoses – el que suposaria seguint Plató que hi ha Pietat- sense una llei sancionadora ? Es a dir sense justícia, divina o humana. O si voleu sense Deus o Ciutat?
    Disculpeu no sé si m’explico gaire bé.

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  17. Albert: El no saber d’Eutifró és el no saber de la ciutat. Creu, condemna i fins i tot mor pel que no sap... però ho creu.
    El no saber d'Eutifró és el dels acusadors i, en aquest sentit, preserva la fe de la ciutat, que creu que sap.
    El no saber de Sòcrates és letal per a la ciutat, per això aquesta, en legítima defensa, el condemna a mort.

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  18. Manel: La justícia i la pietat són formes complementàries de l'oblit de la natura necessari perquè hi hagi ciutat.

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  19. Re-pensando tu insistencia deduzco (de tu un tanto esotérica frase "exactamente la ciudad", sobre la que invitas a una sospecha que por lo visto has solventado) que tomas a Eutifrón como arquetipo de la ciudad que se opone a la folosofía y la desprecia (siendo Sócrates quien hará lo contrario a su vez... y al "final"). Sin duda, Eutifrón y los eutofrones que se han sucedido en el tiempo han sido los amos últimos de la ciudad, los poseedores del discurso, los vaciadores progresivos y sucesivos de todo discurso, su institucionalición. Y esto viene incluso según mis datos de muy atrás, tal vez del punto en que comienza la agricultura y la cría de animales domésticos, sobretodo tras la institución de la escritura como vía regia del esoterismo y la dominación "fetrás del trono" en la que los eutofrones se especializaron. En ese sentido, sí, "son la ciudad". Pero creo también que los despreciados e ignorados han contribuido a su construcción también, y precisamente, aportando las "verdades" de las que los eutifrones acabaron y acaban extrayendo sus slogans míticos y armando con ellos lo que permite funcionar a la ciudad, incluso en contra de casos particulares pero a favor en general de la casta (dirigente en simbiosis con los intérpretes y consejeros eutifrones).
    Mi propuesta de lectura apunta no tanto a la síntesis simbólica como a la riqueza narrativa.
    Lo someto a tu sospecha mediante su "buena lectura".
    Un saludo.

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  20. Carlos: La ciudad, para ser posible, tiene necesidad de creer y, ciertamente, toda creencia implica algún tipo de exclusión y, por lo tanto, algún tipo de excluidos. Si lo que quieres decir es que los excluidos también hacen la ciudad, mi respuesta es que sí, en tanto que refuerzan la necesidad de las creencias.
    La filosofía, sin embargo, y en tanto que filosofía, tiene que ser atea. De ahí el conflicto inevitable, que muy bien vio Hegel, que es el primer filósofo moderno en entender las razones de la ciudad en el juicio de Sócrates, sin por ello renunciar a ser filósofo.
    Insisto en que Eutifrón acusa en defensa de la piedad, mientras que Sócrates es acusado de impiedad. Sócrates, efectivamente, sabe sobre la piedad más cosas que las que sabe Eutifrón: sabe que no sabe. Y esto es lo que Eutifrón no se atreve a saber.
    Insisto también en la relevancia de 15d.
    Eutifrón se sabe derrotado y Sócrates le propone retornar de nuevo "ex arkhés", a la tensión inicial, recuperando la seguridad que tenía en el punto de partida. Es decir le pide a Eutifrón que vuelva a recuperar sus certezas para intentar convencer de nuevo a Socrates de las mismas. "Pues si hay un hombre que sepa la verdad eres tú" Y añade (atento a la forma del condicional): "Si NO supieras de cierto qué es la piedad y qué es la impiedad, no te hubieras empeñado en perseguir a tu padre anciano por asesinato (...) sino que hubieses tenido temor de los dioses ante el peligro de que tu conducta fuera incorrecta y vergüenza ante los hombres".
    La respuesta de Eutifrón: "Otra vez será, Sócrates, ahora tengo que irme".

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  21. Bien, digámoslo de otra forma: tal vez sea Eutifrón "la ciudad" por antonomasia, pero ello en la visión platónica. Si lo que se busca es entender "exactamente" a Platón, sea: de cualquier forma, seremos traidores como traductores. En cambio si lo que queremos es sacar conclusiones de lo que es posible hoy considerar "la ciudad", incluso por vía de la lectura interpretativa... resultará que Platón hablaba de una ciudad idílica y no de la real, donde no sólo por como excluídos "en sí" se hace "ciudad" (o sea por provocación sobre los que creen) sino porque todos se interexcluyen y se interalían en un complejo proceso de creencias supuestas.
    Me interesa la lectura que elucida y no sólo la que podría ser supuestamente "certera" o "perfecta". Esto también es platónico. Como Nietzsche, prefiero la visión de Tucídides y hago por él la lectura de un hipotético "Eutifrón" que no escribió tal vez porque era incapaz de ver la "ciudad" como "un concepto" o "una esencia".
    En fin divagación de divagaciones et omnia vaniotas.

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  22. Me acuerdo que al leer el Eutifrón me dio un ataque de rabia. Es uno de esos diálogos imposibles de Platón, y valla uno a saber el por qué de escribirlo.

    Si la filosofía es subversiva, entonces Hobbes tenía razón. Ahora si no es subversiva como enigmáticamente dice Strauss, por qué del dialogo.

    Por otro lado es obvio que ningún Griego va a la justicia por matar a un esclavo suyo, como parte de su propiedad, si cabe un mal, se lo hizo a él mismo.

    Es, entonces el Eutifrón de Platón, el ciudadano ejemplar. Si y no. Lo es por las “certezas” que la piedad propone, pero tampoco es cierto que el filosofo sea tan capaz de desarticularlas como en un juego de niños. En todo caso es una caricatura del ciudadano.

    Por otro lado no se puede negar que Sócrates logra frenar aquello que Aristofanes lo acusa, a un costo muy alto, ciertamente.¿Es en última instancia la burla o la retórica la unica arma del filosofo o no?

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  23. Aleshores ens surt un Sòcrates no ironista, sinó literal (per exemple en el condicional de 15 d) i un Eutifró menys petulant... també un Sòcrates literalment escèptic (i tàbec) en el sentit pejoratiu que solen donar els analítics a l'escepticisme: no aquell que demana raons allà on hi manquen sinó com aquell que demana raons allà on no n'hi ha ni n'hi pot haver perquè no en calen (fins i tot Euclides ha de pressuposar axiomes per poder començar a demostrar, el fonament no pot ser fonamentat) i a aquesta mena d'escèptic se l'ignora o se l'esclafa com es fa literalment amb els tàbecs... i Plató seria encara més escèptic, en esmenar-li la plana a Sòcrates per demar l'impossible: raons

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  24. Carlos: No tenemos más remedio que arriesgar hermenéuticamente con Platón, intentando construir una imagen de su filosofía donde tengan cabida el Parménides, el Alcibíades I, la República y las Leyes (especialmente ésta última). Sospecho que será tanto mejor cuanto mayor sea su capacidad explicativa. Ahora bien, ¿será por eso "la" cierta? NO lo sé, pero me parece que no se puede renunciar de antemano a comprender a un filósofo tal como éste se comprendía a sí mismo.

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  25. Albert: el escepticismo, como escuela, nace de una interpretación del socratismo que tiene su origen en Antístenes. Incluso la Academia conoció una deriva escéptica, y no por casualidad. Y ya en la modernidad, ¿qué hace S. Mill sino leer escépticamente a Platón? Las interpretaciones dogmáticas de Sócrates y Platón son, como mínimo, 600 años posteriores a sus vidas. A veces creyendo estar interpretando a Platón estamos interpretando a Damacio o a Olimpiodoro.

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  26. ¿Y si Aristófanes, como cree Nietzsche, interpretó a Sócrates más fielmente que Platón?

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  27. Aro: Hegel interpreta el socratismo como el momento de la irrupción de la subjetividad en la polis. Efectivamente esa es su virtud filosófica y su defecto político. Si Platón creó la Academia probablemente lo hizo con la intención de sacar al socratismo de las calles y recluirlo en un lugar donde pudiera filosofar sin correr el riesgo de la cicuta.

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  28. Ahh!! Pero el problema es que todo lugar cerrado invita a la curiosidad!!! Jajajaja.

    Sin decir que -siguiéndote- Aristófanes interpretó incluso antes de la Academia la practica privada de la enseñanza. Los errantes, por alguna razón, decidieron arrebatarle a la polis el lugar de escuela de vida mucho antes que Platón.

    En esto como en otras tantas cosas Platón es un verdadero griego, asimila todo lo que tiene a su alrededor.

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  29. Aro: Esa es la enseñanza del final del Banquete: Platón no sólo sabe escribir comedias, como Aristófanes; sabe también escribir tragedias.

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