jueves, 2 de noviembre de 2017

Clarín, educador

¿Educador, Clarín? (...) Lo era, sin duda, y en grado supremo, de modo espontáneo, sin proponérselo, sin aire profesional. Eso, ¡jamás!

Educaba, es decir, elevaba -como educa y eleva siempre el espíritu verdaderamente superior- por el simple contacto o trato: por sugestión singularísima, con el ejemplo del pensador generoso, que siembra a manos llenas, que se da entero a sus discípulos y a los suyos, y que ofrece a la contemplación estética el edificante espectáculo de un maestro sincero, comunicativo, sin reservas, con noble ademán... ¿Sinceridad? ¿Nobleza? Oíd:

"... años y años llevo diciendo a mis queridos discípulos que procuren ser buenos, ante todo, y, además, si tienen tiempo, que procuren encontrar por el camino que me parece más racional, menos expuesto a engaños, una ciencia que yo no tengo, y que, por lo mismo, no puedo enseñarles" (De El sombrero del señor cura)."

Alas funcionaba de educador por el contacto espiritual, por acción directa, de alma a alma, en la conversación, en el trato... 

Su trato íntimo nos educó en ese goce del pensar hacia adentro; que es la más fecunda y eficaz escuela de modestia que quepa imaginar.

- Adolfo Posada, "Mis muertos", en España en crisis (1923).

En El Escorial

En El Escorial, este verano, fabricando recuerdos de lujo. ¡Qué bien estuvo todo! Conté que unos días antes, en un evento educativo en Zarag...