Desde hace mucho tiempo vengo sospechando que nuestros alumnos no están equipados intelectualmente de manera tan pobre como nos muestran las evaluaciones periódicas. No quiero decir que sean excelentes, sino que hay algo que distorsiona sus resultados, interponiéndose como un freno entre lo que saben y lo que hacen.
En una ocasión en que formé parte de un grupo de personas encargado de confeccionar unas pruebas para ser aplicadas en Cataluña a alumnos de primaria, me di cuenta del rostro exacto que tenía ese fantasma: se trataba de la capacidad atencional. Desde entonces sospecho que las pruebas -PISA y el resto- nos informan más del estado de la educación de la atención de nuestros alumnos que de sus conocimientos o competencias.
Ahora ya sabemos que si bien es normal que la atención decaiga a medida que avanza una prueba, en el caso de los alumnos españoles, la atención se derrumba. Podemos hablar, si quieren de esfuerzo, perseverancia, coraje o de motivación... pero en el fondo, lo que hace aguas es su capacidad para mantener su atención fija en una tarea más allá de media hora. Por eso a medida que va avanzando la prueba van cometiendo más errores estúpidos.
Algunos se refieren a la atención como una "capacidad no cognitiva". Yo prefiero integrarla en las virtudes intelectuales.
Muy acertado tu análisis. Recuerdo que en PISA 2003 la pregunta donde nuestros escolares fracasaban más no era la más difícil (al menos en el resto del mundo: sólo había que calcular la diagonal de un cuadrado), sino la que tenía un enunciado más largo y con información relevante al final de la pregunta.
ResponderEliminarAunque lo llamen, como dices, "capacidad no cognitiva", ¿de verdad no tiene relación con, por ejemplo, la capacidad de lectura del alumno? Tengo mis dudas.
De todas formas, es algo entrañable por la escuela. Te copio un párrafo delicioso del libro "Cartas desde Singapur" (donde un grupo de maestros de Massachusetts va a Singapur y escriben sus impresiones sobre ese sistema educativo):
"Los estudiantes son evaluados regularmente, en formas que son ajenas para los educadores estadounidenses. Por ejemplo, escuchamos que los estudiantes de segundo año tienen exámenes regulares en los que trabajan durante una hora y media. Cuando les preguntamos si eso era apropiado para el desarrollo de los niños, cuya capacidad de atención no se cree que sea suficiente para permanecer los 90 minutos del examen, nos dijeron que hacer que se sienten durante pruebas tan largas es lo que los ayuda a desarrollar habilidades de atención."
Me encanta la diferencia de enfoque.
Querido José Manuel: buena parte de nuestros males se deben a que hemos olvidado la importancia del hábito como nuestra segunda naturaleza (que decía Aristóteles). Si nos negamos a educar en la habituación (en primer lugar de la atención), entonces estamos educando en la deshabituación.
EliminarOtra cosa. Por lo que me han contado, en varias comunidades (si no en todas), una vez que se conocen los centros seleccionados para PISA, las consejerías de educación se apresuran a "preparar" a los alumnos con pruebas similares a las que entrarán en PISA. Perece incluso que en el País Vasco esta vez se le pasó por alto que una parte importante de ejercicios se resolverían en la pantalla del ordenador. ¿Sabes algo de esto?
Hace tiempo que llevo viendo que en España (y, probablemente, en Occidente) se decide que, si los niños no tienen una capacidad de forma natural, es que no son capaces, e intentar capacitarlos es una especie de maltrato. Me ha pasado con la lectura temprana, con la capacidad de estarse quietos, con la de obedecer normas elementales, y también con la capacidad atencional. Es un problema de la mentalidad pedagógica, no con la naturaleza de los niños.
EliminarEl primer rumor es una leyenda urbana con bastantes años de recorrido. Que yo sepa, el tiempo que deja PISA entre el aviso de que se va a hacer y la prueba en sí es muy pequeño, apenas días. Sí hace tiempo que se ponen pruebas PISA en muchos centros, por si les toca. De todas formas, dudo mucho que esas trampas tengan influencia alguna en el resultado. Los resultados son consecuencia directa de lo que se hace (o no) en los diez años anteriores a la prueba con los alumnos que se van a presentar a ella, y eso PISA te lo cuenta todo, si lo sabes leer.
Sobre lo del País Vasco, me extrañaría, pero no he oído nada. Sé que en esa comunidad hubo un problema similar con una prueba con ordenadores (cuelgues, mala conexión, fallos con la aplicación en algunos ordenadores que no tenían las actualizaciones debidas), pero creo recordar (no lo aseguro) que esa prueba no era PISA, sino una anterior.
Entrenable, no entrañable. Hay que dedicar tiempo a corregir al corrector...
ResponderEliminarToda la razón, Sr. Lacasa. El mito del Buen Salvaje hace que cualquier intento de adiestramiento sea visto como impositivo. Y obviamente lo es, deber serlo, pues de lo contrario un niño jamás llegará a ser un adulto libre y maduro. Su instinto primero es el goce y la supervivencia, no el estudio. Otra cosa es que dicho adiestramiento pueda hacerse con comprensión y respeto, que en modo alguno están reñidos con la exigencia. Todo esto es muy obvio, todos lo sabemos. El problema, o mejor, la INDECENCIA, es que no es una simple "equivocación ideológica o pedagógica": es que es un discurso demagógico construido para los "hijos de los demás". Pero quienes los hacen (sean políticos o pedagogos) aplican con sus propios vástagos criterios muy distintos. Porque ellos mismos saben que es gracias a todas esas "imposiciones crueles y exigentes" (atender, escuchar, estar quieto, trabajar, concentrarse, esforzarse) que ahora están donde están. Y obviamente desean lo mismo para sus hijos.
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