Don Gil: De Dios has de renegar.
Lisarda: Harélo una vez y dos.
Don Gil: Y de la Madre de Dios.
Lisarda: Eso no puedo otorgar.
Don Gil: ¿Pues no es más Dios?
Lisarda: Sí, más es; / mas si a los dos niego ahora, / ¿quién será mi intercesora / si me arrepiento después?
Mira de Amezcua, El esclavo del demonio
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