Nathan Crick resuelve de esta manera las diferencias entre Dewey y Lippmann: las propuestas de Lippmann son éticamente sospechosas pero económicamente viables, mientras que las de Dewey son éticamente superiores, pero irremediablemente ingenuas. Dejo de lado la parvularia imagen de Lippmann que maneja Crick, lo que me llama la atención es que considere que una propuesta políticamente inviable pueda ser ética y que éste sea el pedestal desde el que condena a Lippmann. No puedo menos de acordarme de lo que repetía Ridruejo: "En política todo lo imposible es inmoral".
El texto de Nathan Crick se encuentra en “The search for a purveyor of news: The Dewey/Lippmann debate in an internet age”, Critical Studies in Media Communication, 26 (5), 480-497, 2009.
En este caso manda el que define lo posible y lo imposible.
ResponderEliminarAunque es posible que ya lo haya leido, sugiero el articulo de hoy de Antoni Puigvert en la Vanguardia sobre lo que ocurre en Gracia. Un ejemplo de ecuanimidad.
http://www.caffereggio.net/2016/05/30/el-jamon-perdido-en-barcelona-de-antoni-puigverd-en-la-vanguardia/