sábado, 13 de diciembre de 2014

Deberes

Recoge la prensa un estudio sobre la relación entre resultados escolares en PISA y deberes que, como suele pasar en estos casos, se puede interpretar de maneras opuestas. Asegura, por ejemplo, que los estudiantes que más deberes tienen son los de Shanghai y, como los resultados de Shangai son estratosféricos, la  conclusión lógica debería ser que para estar arriba del todo, los deberes son imprescindibles. Lo mismo podríamos deducir si examinamos las horas que dedican a los deberes en los Estados Unidos los alumnos de procedencia oriental, los anglosajones, los hispanos y los negros.

Si de este estudio se puede deducir cualquier cosa, es porque es un estudio sesgado que afirma, por ejemplo, que los alumnos de Corea del Sur no tienen deberes. ¡Claro que no! ¡Se pasan las tardes en academias asistiendo a clases de refuerzo! También asegura que los finlandeses no hacen deberes en casa. Algún día tendremos que hablar de la calidad de las  actividades extraescolares en Finlandia y su incidencia en los resultados del país.

Pero, en fin, los titulares de la prensa nos dicen que hacer deberes no sirve para nada, que es exactamente lo que quieren oír los que aseguran que los deberes incrementan las diferencias sociales, ya que a los niños ricos los padres pueden ayudarles, mientras que los pobres tienen que hacerlos solos. Esta es una de las mayores tonterías pedagógicas que se pueden decir, pero se dicen con la convicción de que se esta defendiendo la equidad. En pedagogía se pueden decir impunemente tonterías desde la atalaya de la superioridad moral. 

Miren ustedes: los niños que pertenecen a familias culturalmente ricas, están SIEMPRE haciendo deberes: se mueven en un medio lingüístico sofisticado, tratan con los amigos de sus padres que son especialistas en diferentes campos, tienen en casa libros (el número de libros que hay en casa es el mayor predictor del éxito escolar de los niños), revistas, periódicos... van a exposiciones, teatros; viajan por el extranjero...  Por eso los niños de Barbiana -¿recuerdan?-, que eran niños pobres que hacían lo posible por dejar de serlo, constataban que los ricos siempre están repitiendo en casa los contenidos de la escuela, mientras que los pobres sólo repiten curso.

Una cosa diferente es valorar qué tipo de deberes mandamos (¡se mandan unas cosas...!) y, sobre todo, cómo los corregimos. 


21 comentarios:

  1. No diga usted estas cosas, don Gregorio, que como se enteren, van a venir a las casas de los padres a quitarnos los libros, a encerrarnos a los amigos y a obligarnos a hablar sólo del Betis y del tiempo. Y vamos a tener la Revolución Cultural por estos lares...

    Enrique García Vargas

    Enrique García VArgas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si algo me saca de mis casillas es la gente que en lugar de decirles a los pobres que ser pobre no es ninguna ganga, les ofrecen una infancia fácil para después abrirles las puertas del paro.

      Eliminar
  2. Antes, los pobres podían prosperar gracias a la escuela. Ahora también quieren cerrarles esa puerta.

    Enrique García Vargas

    ResponderEliminar
  3. Por si no lo ha visto. Allan Bloom, Hans-Georg Gadamer, Eric Voegelin y Frederick Lawrence sobre la República.

    http://youtu.be/fjsLditCFME

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El azar amigo: acabo de releer el texto de Bloom sobre la República.
      Otra cosa: tengo los libros con las dedicatorias de R.B. Nos tendremos que ver para repartirlos como un regalo de navidad.

      Eliminar
    2. Directo al pie de árbol.
      Hay que organizar algo. Yo siempre estoy dispuesto. Ya dirán.

      Eliminar
    3. Gracias por el enlace, D. Claudio, estoy escuchando a Allan Bloom

      Eliminar
    4. D. Claudio es el café de este Café.

      Eliminar
    5. Yo iba a decir que es la leche ;-)

      Eliminar
    6. Bloom: Socrates was not the first unbeliever.

      Eliminar
    7. Ese título se lo reservo para usted, don Bacon.

      Eliminar
    8. Me alegro de que, según me parece, le haya gustado.

      Eliminar
  4. "El sistema está condenando al fracaso a muchos jóvenes que no cuentan con un adecuado apoyo familiar, paradójicamente en nombre de la democracia". Del último libro de Inger (Educación. Guía para perplejos), que aprovecho para recomendarle.

    Como es habitual, tiene como origen un error intelectual: confundir la igualdad de oportunidades con la de resultados. A lomos de ese igualitarismo se ha debelado un sistema educativo decente para obtener, cómo no, una mayor desigualdad

    Por cierto, sobre el siguiente post, el dicho "si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes" es bastante popular en algunos países, entre ellos Estados Unidos. Creo que tiene un origen italiano, pero de eso no estoy tan seguro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un abrazo, José Manuel. NO sabes cómo me alegra verte aparecer por este café.

      Eliminar
    2. Estoy prácticamente a diario. Comentar ya es algo en lo que me prodigo menos.

      Eliminar
  5. Verdades como puños, amigo Gregorio, verdades como puños que nos vemos obligados a argumentar y justificar, cuando lo lógico fuera que formaran parte del más elemental y axiomático de los acervos culturales.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar
    2. Amigo Xavier... puños los que recibo yo de vez en cuando. Pero sigo dispuesto a combatir el reinado de la imbecilidad.
      Efectivamente, es cansino esto de tener que defender lo evidente. Pero es lo que hay.

      Eliminar
  6. http://www.telegraph.co.uk/education/educationopinion/11293912/Homework-a-blessing-not-a-battleground.html

    ResponderEliminar
  7. Pero si el problema es que el aprendizaje es más significativo para los niños de familias "culturalmente ricas" y por eso pueden aplicar los conocimientos adquiridos en situaciones cotidianas, no creo que se solucione mandando tareas para casa: los niños de familias culturalmente ricas no las necesitan; y a los niños de familias "culturalmente pobres" no les sirven porque no dejan de ser poco significativas para su vida cotidiana.

    ResponderEliminar

La Isla de Siltolá

 I Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste bú...