El cinco de abril de 1968, en plena revolución cultural china fueron detenidas y condenadas a muerte por revisionistas siete personas. Nada fuera de lo normal. Cinco de ellos eran delincuentes comunes, los otros dos habían escrito un folleto titulado "Mirando hacia el norte". El tribunal popular que los condenó a una ejecución pública no tuvo ninguna duda de que este título animaba a expandir el revisionismo de la Unión Soviética por la República Popular China. La ejecución coincidió con el festival en honor de los antepasados. Antes de ser fusilados los condenados debieron permanecer de pie durante horas con la cabeza inclinada ante el pueblo expectante. Pero al llegar la hora asignada para el cumplimiento de la sentencia, uno de los detenidos -respetemos su dignidad: se llamaba Wu Bingyuan- levantó la mirada y gritó: "Este mundo es demasiado oscuro". A continuación cerró los ojos para no volver a abrirlos nunca más.
He buscado esta historia provocado por el encuentro con un antiguo maoísta que durante un tiempo se compadeció -a la espera de la llegada de la hora revolucionaria- de mis tibiezas. ¿Os acordáis de cuando en Europa muchos lucían el Libro Rojo de Mao como un distintivo de nobleza moral? Su inmensa indignación moral ante las injusticias del mundo los animaba a abrazar la revolución permanente convencidos de que la historia los había situado ante la alternativa de maoísmo o barbarie.
Este mundo, efectivamente, es demasiado oscuro.
No es que el mundo sea muy oscuro, que lo es, sino que está lleno de personas incapaces de pensar por sí mismas, necesitanto que otros les dicten lo que hay que hacer, es decir, resumiendo, miedo a la libertad.
ResponderEliminarPero no sólo es pensar, sino que además hay que pensar bien:
"Pensar con libertad es una cosa buena. Pero pensar bien es algo mejor" Thomas Thorild dixit
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Antes me he acordado de tí, a cuenta de tu otra bitácora monstruosa.
Microsiervos Cacharros de Tesla en Frankenstein
Gracias Maty por la referencia frankensteiniana. Inmediatamente la he añadido al otro blog.
ResponderEliminarRespecto al miedo a la libertad... yo creo que refleja una tremenda necesidad de seguridad. Y, en todo caso, eso es lo que hay.
¿Pero el mundo es oscuro después de la sentencia o ya era oscuro y por eso se (nos) la jugó...?
ResponderEliminarNo queríamos ver la oscuridad, Gregorio, deseábamos creer, pues éramos unos niños, en que en algún lugar la luz esperaba.
ResponderEliminarDijo Adolf Eichman en el juicio que se le siguió en Israel una frase que considero modélica, por ser quien era y por decir lo que dijo. Y no es ninguna broma ni se debe tratar de buscar a esta afirmación que hago un segundo sentido o el perfume de la ironía. Dijo: "arrepentirse es cosa de niños".
ResponderEliminarNapoleón: es oscuro. Esquilo ya hablaba de la esperanza ciega como el motor de lo humano...
ResponderEliminarBel: ¡Cuánto ateo se ha dejado la piel por la (divina) providencia! Y lo peor: ha arrancado a tiras la piel de otros...
ResponderEliminarNietzsche lo vio bien: se sigue creyendo en Dios mientras se confía en la lógica.
Luis: Con frecuencia perdonarse a uno mismo puede ser liberador. Pero en este caso no pretendo hablar del arrepentimiento, sino de la perplejidad que, por cierto, decía Aristóteles que es el origen de la filosofía.
ResponderEliminarEntonces soy una gran filósofa, pues me siento perpleja con frecuencia "Ansia de perplexidade" que dijo la otra, o "mientras tenga una preguenta sin respuesta, seguiré escribiendo".
ResponderEliminarPues hace tiempo un conocido me dijo que durante la expansión del mundo Hippie y la desconfianza que ello provocaba, parte de la administración Norteamericana se encontro dos formulas para tener bajo control este grupo, por un lado la introduccion del LSD en este colectivo, y otro la televisión. A raiz del siguiente titular ¿por cual creeis que se decanto la administracion ?
ResponderEliminar3,5 millones de españoles pasan diez horas diarias frente a la televisión
Lo que no dice el titular es cuantas horas se pasa el resto.
Esto si es un mundo oscuro
Mao defraudó, pero siempre quedarán los antiguos bandoleros:
ResponderEliminarhttp://www.elimparcial.es/nacional/el-lute-pide-que-la-ley-de-memoria-historica-anule-su-proceso-franquista-30299.html
¿o no?
Bel: El origen, sólo el origen, aunque un origen imprescindible.
ResponderEliminarRuben: La democracia parte del supuesto de la existencia de ciudadanos libres, responsables y, por lo tanto, con capacidad de discernir entre lo que les conviene y lo que no les conviene. Si negamos esto, negamos el fundamento de la democracia. Por lo tanto la libertad responsable de nuestros ciudadanos puesta de manifiesto por su consumo de tele, lo que pone en cuestión no es tanto la maldad de las teles como las bajas exigencias de los ciudadanos, que son quienes, en última instancia, confeccionan con su mando a distancia las programaciones. Por lo tanto: La democracia no está libre de contradicciones, como todo defensor de la democracia debe saber.
ResponderEliminarAdu1: Una de las características de la postmodernidad es la elevación de la categoría moral de la víctima. En el hecho de ser víctima no hay sino una desgracia, pero esto es lo paradójico: si no eres desgraciado no puedes presentarte en la plaza pública a reclamar reconocimiento. La razón victimológica se ha engullido a la razón crítica. NO hay movimiento social que no haga todo lo posible por presentarse como víctima, actual o potencial, de la sociedad. El Lute ha sido siempre en este país algo más que una anécdota. Ha sido nuestro pícaro más inteligente.
ResponderEliminarY además... ¡vive en Tomares! Vecino-víctima con una historia reciente (malos tratos, violencia de género, etc, etc)compleja y extraña: ¿víctima de la víctima? o ¿de la no-víctima?
ResponderEliminarReconocerás, en todo caso, que el argumento antifranquista sirve para un roto y un descosido. El hombre quiere ser inocente. Todos quieren serlo. Hasta los antiguos maoístas.
Un tomareño a tiempo partido
Recomiendo a quien pueda interesar "La biblia de un hombre solo", de Gao Xingjian, un buen manual sobre cómo vivir a oscuras y no romperse (del todo) la crisma.
ResponderEliminarLa gran paradoja de la víctima es su absoluta inocencia frente a la decisión del victimario de calificarla como tal. La elección de la víctima propiciatoria (bíblica o no) se convierte en una herramienta de control social, pues aglutina a la masa social en la persecución del elegido. En el estalinismo y en el maoismo,(y en el nazismo en el caso de las SA), el problema principal radicaba en que las víctimas eran todos, incluso aquellos que pertenecían al partido, pues en cualquier momento podían asumir ese papel por decisión de la jerarquia. Así que víctima y verdugo, al fin, fruto de circunstancias externas.
ResponderEliminar'Cuando eres joven, ves la televisión y piensas: hay una conspiración. Las cadenas han conspirado para atontarnos. Pero cuando te haces algo mayor, te das cuenta que nos es así. Las cadenas están en el negocio de darle a la gente exactamente lo que ésta quiere. Esta es una idea mucho más deprimente ¡La conspiración es optimista! ¡Puedes cargarte a los hijos de puta! ¡Puedes hacer una revolución! Pero realmente las cadenas están en el negocio de darle a la gente lo que quiere. Esa es la verdad.'
ResponderEliminarSteve Jobs
Ah! La complejidad está llena de verdades amargas!
ResponderEliminarTodavía me sorprende la falta de autocrítica y la (supuesta)ingenuidad de todas aquellas izquierdas radicales, banderas rojas, maoístas irredentos... De los progres me libre Dios que de los fachas me libro yo. Me volvieron muy escéptica, la verdad. Sobre los complots, las teorías conspiratorias siempre tienen y tendrán éxito.
ResponderEliminarHola Gregorio.
ResponderEliminarMe llamo Jaime Alonso. Te escribo porque he visto en otro blog que decías esto sobre Michel Onfray:
"Tengo al Onfray cruzado. Me parece -y estoy pensando en sus últimas obras- el pensador menos sagaz para el lector menos exigente. El más beato, el más política e ideológicamente correcto, al que le importa bien poco el rigor con las fuentes.
Hoy es un autor con mucha, mucha audiencia entre los progres hispanos. Ofrece todo lo que le piden y en estado puro: Antiamericanismo más alternativismo más inconformismo más ateísmo. Es decir: un catecismo".
No puedo estar más de acuerdo. Estoy leyendo "Politique du rebelle" porque mi cuñado, que comparte conmigo la pasión por los libros pero que padece de una cierta confusión, me lo ha regalado. Es verdaderamente infumable. Es imposible condensar de una forma más perfecta una cantidad tal de sandeces.
Feliz Año.
jaime.alonso.ga@terra.es
Cuando uno es joven, está sano, con la arrogancia a flor de piel, la ignorancia bien incrustada en el cerebro y se anda escaso de compasión ... uno puede volverse o creerse un revolucionario con cierta facilidad. Yo también creí que "revolucionario" era una palabra hermosa y que el mundo necesitaba un castigo. Hoy me parece una palabra odiosa como odiosos me parecen Mao o el Che.
ResponderEliminarNo creo que sea necesario pasar por una juventud revolucionaria para tener que madurar, como tanto bobo adulador y bien instalado opina. En cambio cultivar la honradez, el esfuerzo, el conocimiento y la compasión podría conducir a una rebeldía tranquila, a no comulgar con ruedas de molino. Quizás es lo que nuestro país y el mundo precisan con más urgencia.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRobin, me imagino que a estas alturas todo el mundo está al tanto de la campaña de promoción del ateísmo que a partir del próximo 12 de enero recorrerá Barcelona a lomos de algunos autobuses urbanos: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y goza la vida".
ResponderEliminarComo el ínclito Michel viene a promocionarla, puede ser oportuno comentar alguna cosa de la misma.
Me parece bastante obvio que si algún efecto puede esperarse de esta campaña es el de confirmar el sentido apostólico de sus promotores, convencidos, bíblicamente, de que la verdad nos hará libres (al menos de nuestras preocupaciones). Por esto mismo me imagino también que tendrá a todos los psiquiatras y terapeutas variopintos del alma radicalmente en contra.
Pero hay que reconocerle una virtud notable: gracias a esta campaña, cuando veamos a alguien capaz de disfrutar de la vida, podremos identificarlo sin duda como ateo; mientras que cuando veamos a alguien sufriendo, podremos decirle tranquilamente que él se lo ha ganado, por creyente.
Al menos el existencialismo tenía la dignidad de enfrentarse cara a cara a la religión criticando sus efectos tranquilizantes, por ser un paliativo para los males de la existencia. Para los existencialistas una existencia auténtica exigía la completa inmersión en la consciencia de nuestra finitud y la aceptación inapelable de las oscuridades del mundo. Esta campaña tan moderna recurre, sin embargo, a los argumentos epicúreos, cosa sorprendente, porque si los argumentos de Epicuro aún no han causado efecto, después de dos mil quinientos años, es que la religión no se acaba con campañas de propaganda, como, por otra parte, bien sabía ese epicúreo notable que fue Lucrecio.
Confirmo palabra por palabra lo que dije de Onfray. Me parece un expendedor de pienso que no hace falta rumiar, porque se disuelve instantáneamente en la boca.
Si pero don Gregorio seguramente con una buena educación, habria una mejor exigencia y consumo de tele.
ResponderEliminarMuy bueno el punto sobre El Libro Rojo. La pena es que lo mismo podemos decir de muchas otras Biblias, tanto religiosas como filosófico-políticas. Dan ganas de decir aquello de "quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra", pero lo he pensado mejor, y he recordado un filósofo (sólo uno) en cuyo nombre, o bajo cuya justificación, no conozco que se hayan llevado a cabo genocidios: el gran Epicuro de Samos, el Cerdo (ibérico, claro, y del bueno).
ResponderEliminar.
Propongo un brindis por Epicuro.
Acerca del autobús de 'Viva la gente', la parte positiva es que parece ahora aceptado, en contra de algunas explicaciones de la religión, que la creencia en otra vida no hace esta más llevable, sino lo contrario.
ResponderEliminarLa negativa es que entre todos los ateos que han trabajado para el lema de marras no haya habido ninguno con suficientes conocimientos matemáticos como para ver que lo que importa no es sólo la probabilidad de un fenómeno, sino el hecho sobre el que se aplica esa probabilidad. Por poco probable que sea el que Dios exista (¿cómo lo habrán calculado?), lo que se están jugando en caso de equivocarse es mucho.
Claudio: Eso es lo que pasa por leer a Onfray más que a Pascal
ResponderEliminarme sumo al brindis por Epicuro...
ResponderEliminarrespecto al asunto de los ateos (y vaya por delante mi bola contra el Onfray de marras): pongamos que llevamos dos mil años de propaganda en todo tipo de escaparates, pongamos que el multiculturalismo blanquea fundamentalismos (si no tengo mal entendido la campaña viene del reino unido, cuna del multiculturalismo) y los que renuncian al blanqueado se estan arrancando las tripas en vivo y en directo ahora mismo: alá contra yahve (suerte que se matan por un mismo Diós y por una misma tierra..., suerte que recuerdan el holocausto...), pues porque no visibilizar esa minoría atea que también existe... que ya vamos siendo unos cuantos que estamos hasta las narices de monoteismo(s)
A mí lo del ateísmo de Onfray me da igual. Yo también soy ateo. La diferencia es que no lo voy proclamando por ahí, ni considero que los creyentes sean idiotas. Como decía antes, el libro que estoy leyendo no tiene desperdicio. Espero tener tiempo para terminarlo y para poder escribir algún pequeño comentario. Lo más increíble es que cuando me lo regaló mi cuñado estaba leyendo las memorias de Milton y Rose Friedman ("Two Lucky People"), que son una delicia de inteligencia y sentido común, y las dejé aparcadas por leer a este memo pomposo. Porque si el contenido es infumable, el estilo es insufrible. En fin, en mi descargo diré que se aprende mucho leyendo libros malos y éste es en ese sentido inmejorable. A lo mejor, si tengo tiempo hasta le envío un mail a este tipo, porque resulta que tiene una página web oficial, en la que vende grabaciones de sus charlas. Sí, he dicho bien, vende. Y eso a pesar de que según su libro el capitalismo es lo mismo que el holocausto y todos los que nos ganamos la vida trabajando somos unos pobres alienados que estamos sometidos al "ideal ascético" impuesto por los capitalistas, en lugar de seguir el ideal hedonista que consiste más o menos en no dar palo al agua y tener a otro para que pague las facturas.
ResponderEliminarJaime
Don Claudio, su argumento pascaliao es alucinante: supongamos que debo juzgar la probabilidad de que mañana de repente yo sea multimillonario si compro un número de la bonoloto, como lo que puedo perder es tan trascendente, la (ínfima) probabilidad de que me toque es despreciable, ergo a jugar !!! de ahí que la cosa suene a ludopatía...
ResponderEliminarJesús, Albert, Robin: ¿Qué les diré yo, pobre de mi, que soy un ateo cristiano?
ResponderEliminarÚnicamente, si me lo permiten, una observación al margen: No olviden el materialismo científico y sus gulags. Mentes brillantísimas de todos los países creyeron que, efectivamente, el marxismo era una teoría científica y sacrificaron a un futuro sin dios unos cuantos millones de seres humanos.
Lo que me cuesta entender es que se piense, primero, que es posible el triunfo de una concepción laica de la vida y, segundo, que tal triunfo se considere un progreso humanitario.
Vaya, una nota más: Me imagino que aquí cada uno cuenta la película según la ha entendido. Yo entiendo a Epicuro, repito, desde Lucrecio. Y algunas de las personas más generosas, alegres y mentalmente abiertas que conozco son cristianas. No se me ocurriría pedirles que cambien su vida por la mía.
ResponderEliminar"lo que me cuesta entender es que se piense, primero, que es posible el triunfo de una concepción no-laica de la vida y, segundo, que tal triunfo se considere un progreso humanitario"
ResponderEliminaralbert
Albert, la negación de "todos" es "al menos uno", no "ninguno". A mi no me cuesta nada entender que una concepción completamente religiosa de la vida no puede ser universal. Por otra parte en la tradición bíblica al menos, si algo se reconoce una y otra vez, es la dificultad de la creencia. Y en la cristiana se afirma incluso su absurdidad. Piense usted que hasta el fundador del cristianismo, Jesús, tuvo sus dudas.
ResponderEliminarmás a mi favor...
ResponderEliminarSobre Epicuro, recuerden que defendía la vida separada de la política, el vivir apartado. No por casualidad es conocido como "el filósofo del jardín". No me lo imagino haciendo publicidad de sus ideas en los muros de Atenas, cosa que, sin embaergo, ocurrió siglos más tarde, con Diógenes de Oenoanda, del que ya hemos hablado por AQUÍ.
ResponderEliminarA Epicuro se lo puede leer de dos maneras: o desde el aislamiento (Lucrecio) o desde la publicidad (Marx: pienso en su tesis doctoral).
Fantástico post, fantásticos comentarios. Me quito la cabeza y me la vuelvo a poner, señores, con su permiso.
ResponderEliminarY voto por el vino y el ibérico y el sonido de las olas en las orillas de playas pedregosas.
"las bajas exigencias de los ciudadanos, que son quienes, en última instancia, confeccionan con su mando a distancia las programaciones"
ResponderEliminarPues disiento: son MUY ALTAS: quieren la tele, quieren el mando y quieren que les sigan dando programas que no los perturben; incluso querrían que los demás alcanzaran para ellos el mundo feliz.
En cuanto a la oscuridad del mundo se pueden decir muchas cosas, pero al menos procuremos decir aquellas cosas que no la incrementen. Claro que para ello hay que soltar mucho lastre, perder el miedo a perder algo, perder incluso las esperanzas.
"... al menos procuremos decir aquellas cosas que no la incrementen".
ResponderEliminarSí, efectivamente, tienes razón, Carlos.
Don Gregorio, a su respuesta que aqui reproduzco en un copiar y pegar.
ResponderEliminarRuben: La democracia parte del supuesto de la existencia de ciudadanos libres, responsables y, por lo tanto, con capacidad de discernir entre lo que les conviene y lo que no les conviene. Si negamos esto, negamos el fundamento de la democracia. Por lo tanto la libertad responsable de nuestros ciudadanos puesta de manifiesto por su consumo de tele, lo que pone en cuestión no es tanto la maldad de las teles como las bajas exigencias de los ciudadanos, que son quienes, en última instancia, confeccionan con su mando a distancia las programaciones. Por lo tanto: La democracia no está libre de contradicciones, como todo defensor de la democracia debe saber.
Pero las bajas exigencias de los ciudadanos viene a consecuencia de una precaria formación, partiendo de esa premisa poner la televisión en manos de personas con pocos escrúpulos, es como dar un arma a un mono.