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jueves, 29 de enero de 2009

El gran estilo

Nietzsche relaciona la voluntad de poder con el arte. Más aún, en el arte encuentra algo esencial de la voluntad de poder y, por lo tanto, en lo que él llama "el gran estilo" descubre su forma más diáfana. En 1885, recogiendo ideas para una continuación del Zaratustra, escribe:
"Lo que hace el gran estilo: convertirse en amo tanto de la propia dicha como de la propia desdicha".
Heidegger parece haberse quedado tan impresionado por esta proclama, que sólo se le ocurre comentar lo siguiente:
"¡Convertirse en amo de la propia dicha! Esto es lo más difícil. Volverse amo de la desdicha, puede ser, en caso de necesidad. Pero convertirse en amo de la propia dicha..." (Martin Heidegger, Nietzsche, p.155).

Leía estas palabras ayer por la tarde en el tren que me llevaba a Barcelona, camino del Horiginal, donde recitaba Ferran Aisa. Las leí y tuve que cerrar el libro para rumiarlas despacio.

Al llegar a Barcelona, como aún tenía algo de tiempo, pasé por la librería la Central del Raval. En la sección de filosofía había una persona consultando algún libro en la estantería. Apenas le presté atención. Eché una mirada a las novedades y me fijé en un título que me incomodó profundamente: "El derecho a no sufrir", de Margarita Boladeras. Inmediatamente pensé en lo que Santiago López Petit habla sobre la sociedad terapéutica. De hecho hay un apartado en La escuela contra el mundo que trata de "la deriva terapéutica de la escuela", y que nació en el Horiginal, un día en que Santiago presentaba sus ideas sobre la sociedad terapéutica.

Y así son las cosas: cuando levanté mi mirada del libro de Boladeras (del que sólo conozco el título), la persona que estaba de cara a la estantería se dio la vuelta y resultó ser Santiago. Evidentemente hablamos de todo esto.

Con Santiago López Petit me pasa una cosa curiosa. Entiendo perfectamente sus preocupaciones. Más aún, me parecen del todo fundamentales y no me cuesta nada hacerlas mías. Pero a partir de ahí nos separa todo lo demás. Sin embargo, por grande que sea la distancia, las pruebas de generosidad que me ha dado me mantendrán siempre cerca de él. Ayer, en un comentario del post anterior, le recordaba a Viejocon un verso de Yehuda ha-Levi: "¡Asómbrate de lo cerca que están los que están lejos!". Soy amigo de la filosofía, pero soy mucho más amigo de la amistad.

29 comentarios:

  1. No podía ser de otra manera, Sr. Luri: demuestra usted una obstinación incorregible por estar a la altura de su socratismo.

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  2. Ortega escribe que "el estilo es la esencia del arte". ¿Lo relacionas? La lectura de este post me ha hecho recordarlo y estoy dándole vueltas.

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  3. ¿Cree que tarde o temprano uno acaba leyendo a Heidegger? A mi alrededor casi siempre lo han vilpendiado (y algunos de mala manera)... una termina pensando, aunque sólo sea por tendencia a ir a la contra, que lo de "este maldito nazi" es un tópico como una catedral.

    Me recomendaron Ser y tiempo, pero no creo que lo lea pronto. La biblioteca se me cae encima, pero es imposible leerlo todo a la vez.

    Estoy de acuerdo con ser más amiga de la amistad que de la filosofía. Esta mañana, en el tren, leía el principio de L'amistat de Francesc Torralba: "s'han escrit obres meravelloses sobre l'amistat (...)." Y un poco más abajo: "el més sensat que podria fer el lector és tancar aquest llibre i rellegir els clàssics (...) i meditar-los amb atenció".

    Me parece bien la idea de repartir principios de libros en la estación de tren, a veces tienen lugar curiosos encuentros. Prefiero estos libritos a los diarios.

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  4. A ver cuando ponen el inicio de la República en los libritos del tren, jeje.

    "Llegir ens fa + lliures".

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  5. ¡Pasen y vean, señores!

    Cogemos un concepto misterioso: "gran estilo" y, otro, acongojante: "amo de la propia dicha como de la propia desdicha".

    Aquel lo amarramos sujetando y este otro predicando mediante una conversión y... ¡Magia: filosofía!

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  6. Luis: Es arte sería para Nietzsche la esencia del ente. Y es aquí donde lo retoma Heidegger.

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  7. Drac: Heidegger es el mayor pensador del siglo XX. A partir de ahí la necesidad o no de leerlo tienen que ver con el siglo en que uno quiera vivir. Pero eso no significa que haya que apresurarse a leerlo.

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  8. Tumbaíto: siendo usted un esteta, no deja de sorprenderme que no quiera (¿o sí lo quiere y soy yo el que no lo entiende?) pensar a fondo la relación entre poesía y filosofía.

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  9. Virtudes públicas, vicios privados.

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  10. Para mí, la relación entre poesía y filosofía es que la primera representa (como para Nietzsche) la "alternativa" deseable mientras que la otra "sería" el camino obligado, compulsivo, impositivo. El "gran" (¿o "mejor"?) "estilo" sería la vía regia para "dominar" la comunicación, o sea, conseguir cierta dicha y ser capaz de sobrevivir a cierta desdicha, lo que también es una práctica de dominio, de voluntad, de "ser amo". No obstante, creo que es algo parcialmente real y parcialmente aparente, o mejor dicho (porque no pienso en "dos mundos" opuestos), algo bastante "efectivo". Hum, creo que seguiré buscando las palabras y el estilo para decirlo mejor hasta donde pueda...

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  11. Lo de los vicios privados era de otra época

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  12. Gràcies per la conferència d'aquest vespre. Ha estat molt enriquidora! Encara li estic donant voltes al tema dels incentius...

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  13. Carlos: A mi me parece que Nietzsche entiende el estilo casi de forma botánica, como la forma perfecta de una planta sana que alcanza su esplendor. La voluntad de poder no es sino voluntad de llegar a ser.

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  14. Los vicios privados es cosa de los vicios. Se se hacen públicos se convierten o en perversiones o en virtudes.

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  15. Dimonis, don Efrem, podia haver-se presentat! Els incentius, sí, son la clau. Potser els mestres d'ara a casa nostra són una professió apoètica?

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  16. Sí, sería una posibilidad horrible la de que mis vicios se convirtiesen en virtudes públicas. Por ahora... Por ahora voy tirando gracias a ellos.

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  17. El problema de convertir los vicios privados en virtudes públicas es que uno termina rodeado de una pléyade de viciosos y acaba detestando sus vicios privados.

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  18. Se acaba corriendo el riesgo, entonces, de tener virtudes privadas.

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  19. En relación con esta cuestión, Bernard de Mandeville, zoósofo notable (escribió "la fábula de las avejas") sostiene que "la virtud sola no puede engrandecer las naciones".

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  20. Vuelvo a Mandeville. En un momento especialmente divertido de su obra sostiene que la culpa de que haya visiosos es de la gente honesta. Si no hubiese mujeres virtuosas, no habría prostitutas.

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  21. Siempre he entendido ( o no... en fin)a Nietzsche desde la botánica, la naturaleza artística. Me alegra la coincidencia. Claro que también Aristótles´, pero, qué diferencia!, en un mundo de poquísimas especies y además eternas, casi diría razonable, enraonat, entenimentat (a la manera de Pla), a la vorágine natural de infinidad de especies que se suceden, aparecen, desaparecen, mutan continuamente...
    Siempre me imagino a Aristóteles en medio de la selva amazónica, dándole, claro, un pasmo, al pobre.
    Por cierto, la primera parte del Doctor Faustus, de Mann, qué bien transmitida está esa perversión o locura de la naturaleza... Y grandiosidad, también

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  22. LOla: En el fondo no es tan difícil entender lo que quiere decir Nietzsche sobre las formas más claras de la voluntad de poder: "Gran estilo", "gran política", "grandes religiones", "grandes épocas"...
    Nietzsche cree romper con el teleologismo aristotélico (a mi modo de ver no completamente, porque es humanamente imposible) para abrir paso a la decisión personal pero es aquí donde lo veo y más cercano a las primeras páginas de la Ética a Nicómaco: ser como arqueos que eligen su blanco...

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  23. Este año pude discutir Mandeville con la Prof. Doña Begoña Román y es de las discusiones filosóficas más maravillosas que he tenido.

    Estoy pensando en hacer un grupo de fans de la Prof. Doña Begoña Román.

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  24. Yo le agradezco, profesor Luri, que me haya dado a conocer desde su bitácora a la señora Boladeras y su trabajo. De momento, ya he leído el prólogo y me ha gustado.

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  25. Ser dueño de nuestra desdicha y de nuestra dicha conlleva una práctica de nuestro cuerpo, una espiritualidad, una manera de llegar a nuestro Ser, podríamos pensar más bien en cómo estar en el mundo. Creo que de eso se refiere Nietzsche. Todo esto conlleva un exercitium. De esto saben bien los orientales.

    Durkheim

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  26. No he leído el tal interesante libro de Heidegger sobre Nietzsche. Pero me da la oportunidad este blog, con alguna que entrada que otra, de re-pensar los filósofos y afinar mi engranaje mecánico de medir el tiempo.

    Exactamente, creo que está aquí sino el, si uno de los, motivos fundamentales porque Nietzsche es un pensador que debe ser considerado como dentro de la tradición metafísica, como el último metafísico. Y este concepto diferencial entre Nietzsche y Heidegger sirve también para mandar directamente a Heidegger al afuera del pensamiento tradicion-almente metafísico.
    El pensamiento postmoderno que se inagura con Heidegger, y antes que él con...¿? es precisamente eso que dice sentir Heidegger.
    (aunque a algunos les parecerá una contradicción): el sujeto que no puede convertirse en el artista dionisíaco.
    Si no hay arte dionisíaco, no hay ya nada que pensar de un modo metafísico. Edipo está perdido, ha encontrado su catástrofe.

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  27. Según esto,..., la sociedad terapúetica no es terapeútica en el sentido de curar almas,o de curar inconscientes freudianos, sino es una sociedad de la psiquiatría-medica, de la píldora mágica,que no trata de simbolizar sino contratiamente de regular reacciones químicas entre neuronas de un cuerpo-sin-alma.
    Afirmo entonces, con el cariño del recuerdo que tengo del profesor Petit, que éste es un filósofo hijo de Heidegger y no de Nietzsche.

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