Buscar este blog

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Chamfort y otras futesas

I
Escribe Chamfort que la educación no tiene otro objeto que el de conformar la razón de la infancia a la razón pública. No es esto lo que creemos nosotros. Nosotros somos rousseaunianos de baratillo e intentamos preservar la razón de la infancia de la influencia de la razón pública. A este ejercicio descabellado le ponemos nombres que parecen querer decir grandes cosas, como autonomía, creatividad, constructivismo, inteligencia emocional, inteligencias múltiples, espontaneidad, pensamiento crítico... Parecen querer decir grandes cosas pero, en la práctica, sólo dicen una: nombran nuestros ejercicios de infantilización colectiva. 

II
Oyendo a una maestra defender con vehemencia la educación no sexista no podía evitar pensar que para esa mujer un niño sólo era una niña degradada.

III
Cuando les digo a esos padres que en Finlandia no hay apenas reuniones de padres en las escuelas se me quedan mirando desconcertados. "¿Y qué hacen, entonces, cuando tienen un problema con un niño en una escuela?". "Tienen una técnica revolucionaria -les contesto-: hablan con el niño".

IV
En los países con mejores resultados educativos los padres no están más implicados en la educación de sus hijos... lo que ocurre es que están implicados de otra manera.

V
En Corea los alumnos después de la jornada escolar barren las clases, limpian las pizarras, tiran la basura... y los que se portan peor, limpian los váteres.

VI
En un panfleto del sindicato de profesores de Finlandia se puede leer: "los profesores finlandeses tenemos el nivel más alto de preparación de todo el mundo".

VII
En los países que los alumnos estudian poco hay una razón que explica perfectamente su comportamiento: no necesitan estudiar más.

VIII
Los padres asiáticos enseñan a sus hijos a sumar antes que a leer.

IX
Los países con mejores resultados educativos saben lo que quieren y lo persiguen con rigor. Creen en el rigor. Y lo practican.

X
Yo creo que en realidad en España no hemos hecho ni una sola reforma educativa digna de ese nombre, es decir, que sepa exactamente lo que quiere. Lo que hemos hecho es lo que corresponde a nuestra historia: contrarreformas. En cada ley educativa es más fácil ver contra qué se legisla que a favor de qué. 



8 comentarios:

  1. Lo malo es que muchas de esas cosas que hacen esos países las hacíamos aquí hasta que se consideraron casi barbaridades, por cierto, sólo les faltaba a mis pobres padres que les hubiesen exigido ir a reuniones escolares...

    ResponderEliminar
  2. En la era del recelo nadie se fía de nadie, y menos de las instituciones. Imbuidos de la alienación de los derechos, cualquier ceporro cree que ha de "vigilar" y hasta "supervisar" al profesional cualificado -el que lo sea- que se encarga de la educación de sus hijos. A día de hoy, ningún gasto público me parece despilfarro tan evidente como el del sistema educativo, preludio, además, del inmenso que se habrá de dedicar al auxilio social. Quizás seamos adelantados del futuro, en el que cada vez habrá menos trabajos nada cualificados y, por ende, más parados sin, como se decía antes y hemos de volver a decir ahora, "oficio ni beneficio". Eso si, los segregadores alemanes y finlandeses son bárbaros del norte; y nosotros, cultos refinados del sur... Y así nos va.

    ResponderEliminar
  3. Subscriuria l'1 i el 6. També el 7. En conjunt, em semblen plausibles. El 5 em fa pensar que cal confiar en la bona capacitat del lector.
    Incidentalment, els meus progenitors només van ser requerits a consulta dues vegades. Si no hi haguessin acudit, tinc per mi que el món no hauria vist alterat el seu curs.

    ResponderEliminar
  4. "Los padres asiáticos enseñan a sus hijos a sumar antes que a leer."

    Algo tendrá que ver en ello el hecho de que los sistemas de escritura característicos de gran parte de Asia precisan de toda una vida para aprenderlos. Por otra parte, en lenguas como el chino el sistema de numerales tiene toda la sencillez que le falta a su escritura (no dicen "once", sino "diez-y-uno"), y, además, los numerales básicos son todos monosilábicos, lo que facilita mucho la rapidez del cálculo.

    En sentido contrario, los escolares españoles gozan de una ortografía mucho más sencilla que la francesa, muchísimo más sencilla que la inglesa, e infinitamente más sencilla que la china, pero, como es tristemente sabido, no por ello llevan la más mínima ventaja en las pruebas de compresión lectora. Hoc est opus ut quaeratur.

    (Athini Glaucopis)

    ResponderEliminar
  5. Fantàstic post, però quan llegeixo la retòrica de les intervencions i algunes asseveracions sobre els alumnes "espanyols", entenc moltes més coses ...

    ResponderEliminar
  6. Yo tenía una pareja que me explicaba que tardaba 15 minutos en mantener calmada una clase y luego gastaba 10 segundos en decirme que me ha sido infiel varias veces; y ya ven yo aquí leyendo cosas de educación y escuchando aquello de " The Winner Takes It All" porque en la postmodernidad ya no importa si obras bien o mal.

    ResponderEliminar
  7. Potser interessi a algú: http://www.edu21.cat.

    ResponderEliminar

Sobre el romanticismo pedagógico

I Tras enviar un epílogo para la edición en castellano del libro de Damià Bardera Incompetencias básicas, pienso en el mal que está haciend...