La primavera árabe, decían.
Y a la primavera le siguió el verano sin que nos diéramos cuenta y ya tenemos las plazas de los pueblos cubiertas por las hojas secas de los plátanos.
Veo al barrendero negro desesperarse cada mañana haciendo de Sísifo mientras los honrados ciudadanos nos tomamos el café escandalizados con las imágenes de Egipto.
En Egipto se han empeñado en amargarnos el café.
Y Europa, bien lo saben ustedes, es una plaza pública, una panadería que tiene siempre el pan recién hecho, un café con una terraza y un negro barrendero.
La primavera árabe era la prueba de que todos íbamos a ser buenos de aquí en adelante y de que los negros y los moros se iban a limitar a barrer en silencio el Mare Nostrum.
Y va la realidad y con ese pronto tan suyo, nos coge desprevenidos.
¡Cómo nos gustaría en Europa cantarle las cuarenta a la realidad! ¿Por qué se resiste tanto a comer plácidamente de nuestra visión del mundo?
El papa pide oraciones, que es lo que han pedido los políticos europeos y norteamericanos, pero él lo ha hecho -esperemos- con fe (que es creer en lo que no vemos).
Creer en lo que no vemos...
Vemos la superficie, pero la ignoramos, pensando que la verdad está en las profundidades.
La historia es ciega y camina por la noche oscura con una antorcha en la mano. Aún no hemos aprendido que nos está avisando para que no nos choquemos con ella. Esta es la verdadera imagen de Prometeo.
Hay que volver a leer al gran Donoso y empaparnos de su desprecio por las clases discutidoras. Esas clases que prolongan indefinidamente las discusiones creyendo que así se evitan tomar decisiones. Y claro, acaban dándose de narices con la antorcha de la historia.
La política sólo se hace en los parlamentos hasta que deja de hacerse.
Y cuando sale a la calle violentamente no es menos política: es la política desnuda, la que decide sobre la soberanía, la del "tamen usque recurret".
La primavera árabe y los árabes de la primavera.
ResponderEliminarLos árabes de la primavera (los hermanos musulmanes) son los agricultores que con su furca, ordenan la paja en balas, fardos y paquetes que toman forma de sólidos platónicos.
Los de la primavera árabe son los naturalistas, que al contrario de los agricultores, ven figuras maravillosas, y se quedan perplejos, de cómo la paja desordenada se arremolina por sí sola formando espiras miraculosas.
Hay una primavera árabe que vuelve sin ser la misma, y hay unos árabes de la primavera que retornan siempre del mismo modo.
¿Cual es el movimiento de retorno más vulgar?
Para Nietzsche es indudable que lo más vulgar es un pueblo:
"¿Qué es en última instancia, la vulgaridad? - Las palabras son signos-sonidos de conceptos; pero los conceptos son signos-imágenes, más o menos determinados, de sensaciones que se repiten con frecuencia y aparecen juntas, de grupos de sensaciones. Para entenderse unos a otros no basta ya con emplear las mismas palabras: hay que emplear las mismas palabras también para referirse al mismo género de vivencias internas, hay que tener, en fin, una experiencia común con el otro. Por ello los hombres de un mismo pueblo se entienden entre sí mejor que los pertenecientes a pueblos distintos, aunque éstos se sirvan de la misma lengua; o, más bien, cuando los hombres han vivido juntos durante mucho tiempo en condiciones similares (de clima, de suelo, de peligro, de necesidades, de trabajo), surge de ahí algo que «se entiende», un pueblo."
Para Strauss, lo vulgar es justo lo contrario: no ser capaz de entenderse bajo la identidad de un pueblo.Y como dice Nietzsche: "Un educador que hoy predicase ante todo veracidad y que exhortase constantemente a sus discípulos de este modo: «¡Sed verdaderos!, ¡sed naturales!, mostraos tal cual sois!» - incluso semejante
asno virtuoso y cándido aprendería en poco tiempo a recurrir a aquella furca de Horacio, para naturam expellere: ¿con qué resultado? La «plebe» usque recurret.
Es decir, que tan vulgar es una masa de agricultores que ordenan la Natura con su forca, como una multitud de "qué-macus" o urbanitas que se quedan perplejos de la maravillas de la paja arremolinada de forma natural.
Nota final: el término alemásn "furcht" es "miedo" y se parece mucho a "furca" del latín.
Henry Ambossat
¡Qué gran hipocresia !
ResponderEliminarNadie está consternado en Europa ,lo que hay es miedo a las consecuencias del desorden . Pero en el fondo todos desean que se haga una limpieza como en Argelia....
Clases discutidoras... ¡ Menudo charlatán el marqués de Valdegamas ,otro muerto de miedo !... Clase discutidora ... Los que forjaron el Imperio Británico ... Clases discutidoras ... Todos los presidentes de EEUU en sus primeros treintaytantos años , propietarios de esclavos... Los que ahogaron en sangre a la Comuna de París ...Parece un chiste lo de clases discutidoras....
Nadie está consternado Luri. Lo que en el fondo desea la opinión pública europea es que le limpien la basura... Sin molestar.
Efectivamente, "que nos limpien la basura" y, a ser posible que sea con ayuda de Arabia Saudí.
ResponderEliminarMi respeto hacia el marqués es tan grande que no pronuncio su nombre sin sacar el reclinatorio,
Unos egipcios matan a otros y ... los malos somos nosotros. Debe ser que los consideramos demasiado tontos como para ser culpables de nada.
ResponderEliminar¡Ojalá considerásemos lo suficiente la virtud como para poder ser hipócritas! Esto es más bien narcisismo.
A mí también me parecía Donoso un aristócrata asustado - "Y sale Proudhon señores y dice no hay gobierno"- que había tenido la suerte de ser reivindicado por un Schmitt a la búsqueda de precedentes con pedigrí.
ResponderEliminarMe despertó Peter Gowan, que fue una de las mejores cabezas de la New Left británica en el cambio de siglo, fallecido en plena madurez, con una reseña de una antología en lengua inglesa a cargo de Jeffrey P.Johnson.
¿Quién fue este hombre estudiado y elogiado por Metternich,Nasselrode,Guizot,Bismarck,Schelling,Comte y tantos otros?
Les extracto el parrafo final:
"Donoso pertenece a una familia de pensadores políticos que ha desempeñado un papel absolutamente central en la construcción de la Europa moderna ,pero cuyos nombres son prácticamente ignorados por completo en las historias de las ideas políticas: especialistas profesionales en el arte de gobernar aconsejando a quienes detentan el poder. Tras 1848, y todavía más después de 1870 con el auge de las democracias de masas, dichas figuras se fueron retirando de la vida pública dirigiéndose hacía el mundo cerrado de las élites administrativas europeas. Su característica franqueza y lucidez ya no podía manifestarse abiertamente.Donoso Cortés fue el último virtuoso que jugó sobre la escena continental, antes de que, discretamente, se bajara el telón".
Donoso puede ser muchas cosas, pero en modo alguno un aristócrata asustado. Es un teórico, y por lo tanto, la prudencia no está entre sus virtudes. Tenía su siglo en la cabeza y fue consciente, perfectamente consciente, de cuáles los problemas que se estaban dirimiendo. Por eso resultan tan patéticos los políticos de la oposición que se reían de él cuando hablaba en las Cortes dirigiéndose a Europa.
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