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lunes, 8 de abril de 2019

Hogar, dulce hogar

I

Vuelvo a casa con hambre de hábitos y rutinas: de despertarme en mi cama, de encontrar mis zapatillas en su sitio, de sentarme en mi silla de trabajo y ver allá en frente un trozo de mar, de leer en mi rincón de leer, de recuperar el sabor del café-café de la Plaza de Ocata, de sentir en la piel el sol del Mediterráneo, de los paseos por la playa, de los saludos por la calle a la gente de siempre... Vuelvo a casa con la voluntad de pasar unos días haciendo lo mínimo posible. Por cierto, hoy mi mujer me ha llevado al cine, a ver The mule, del grandísimo Clint Eastwood. Cine. Cine tout court. ¡Y cómo se agradece! 

II
Vuelvo a casa y me encuentro con inquilinos inesperados: Un mirlo ha puesto su nido en un rincón de nuestro pequeño jardín obligándonos a todos a movernos con sigilo. Estamos todos expectantes, comenzando por mis nietos. ¿Hay otra manera mejor de afirmar la primavera?


III
Vuelvo a casa y me comunican que en el Diario de Navarra aparece esta columna de Pedro Charro Ayestarán hablando de La Imaginación Conservadora.


IV

Vuelvo a casa y descubro que Gregorio Luri és konzervatív képzelet. ¡Casi nada!

1 comentario:

  1. Well there just ain't no place like home...

    https://www.youtube.com/watch?v=D0Py03EgGhw

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Añoranza del lago de Brienne

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