miércoles, 10 de abril de 2019

Dos libros: De Opisso a Duque

He llegado a casa con ganas de silencio, tranquilidad, Plaza de Ocata y, sobre todo, de lecturas.

Nada más llegar me eché con voracidad sobre un libro que me esperaba desde hace un par de meses, Semblanzas políticas, de Alfredo Opisso (1908), que recoge de manera sucinta y divertida algunos rasgos característicos de relevantes personajes de nuestro siglo XIX (que, dicho sea de paso, más me parece que se asemeja al XXI). Del rico y muy variado surtido de anécdotas, extraigo estas cuatro:

I
En 1860 se fundó en Madrid el periódico El Contenporáneo, en cuya redacción se encontraban Valera, Bécquer, Ramón Rodríguez Correa y otras excelentes plumas. El periódico la tomó contra el ministro de Gracia y Justicia, don Santiago Fernández Negrete, acusándolo, sin razón, de empinar el codo con exceso. Cansado de tanta "fake news", Negrete llamó a Correa, le demostró que sólo bebía agua y le solicitó una rectificación. El periodista le contestó: "Yo no rectifico. Rectifique Usted bebiendo vino."

II
Cándido Nocedal dejó en una ocasión callado a Cánovas en plenas Cortes, al demostrarle que había falseado una cita de fray Prudencio de Sandoval (y eso sin poder consultar en Internet).

III
Dice Alfredo Opisso de Ríos Rosas que era “de profesión disidente” y para confirmarlo, un poco más adelante cuenta que “fue nombrado embajador de España en Roma. No había, sin embargo, de permanecer mucho tiempo sin disentir.”


A Aquilino Duque lo conocí hace pocos días en Sevilla y me dejó sorprendido por su amabilidad y memoria, que guarda, muy frescas, multitud de anécdotas de diferentes personajes, sobre todo del mundo de la letras de la segunda mitad del siglo XX.


Al llegar a casa me he encontrado con que Aquilino me ha enviado su último libro, que casi estoy subrayando por completo.

Ahí van algunos chascarrillos:

I
Don Miguel de Unamuno llevaba siempre en su cartera el soneto de Gerardo Diego al Ciprés de Silos y de vez en cuando lo sacaba para leérselo a sus oyentes. En una ocasión, uno de éstas, don Américo Castro, dijo por todo comentario:
-¡Bah! ¡No es Goethe!
Replicó don Miguel:
-¡Ni usté Mommsen!

II

“Dionisio [Ridruejo] le dijo a Muñoz Grandes, que lucía uniforme de general alemán con pantalón de raya roja: ‘Mi general, ustedes los héroes serán en la historia lo que digamos los poetas.’”

La escena tuvo lugar en el transcurso de un almuerzo en la embajada de España en Berlín, el 22 de agosto de 1941. A Muñoz Grandes no le hicieron ninguna gracia las palabras de Ridruejo (que no hacen sino repetir lo que ya nos dijo Platón en la República). El embajador resolvió la situación con un brindis “¡Por la entrada en Moscú!”


III

“Un día en Roma [...] coincidieron [...] Dionisio Ridruejo y María Zambrano [...] y María dijo que para que las heridas de España se cerrasen, todos los españoles, de uno y otro bando, habrían de ponerse de rodillas.”

IV

“Calvo Serer nos desaconsejaba los libros de Ortega porque se podían leer en el tranvía. En cambio, a Xavier Zubiri nadie le discute el título [de filósofo], pues por algo decía su suegro, don Américo Castro, que tenía la habilidad de añadir oscuridad a las tinieblas.”


1 comentario:

  1. Villamarina, el blog de Aquilino Duque, es uno de los tesoros que descubrí gracias a este blog de usted, D. Gregorio. No sé si me gusta más lo que dice Duque o su valentía al decirlo, pero me gustan ambas cosas.

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