Buscar este blog

domingo, 28 de agosto de 2016

La sombra de Prometeo


El mito de Prometeo trata de las consecuencias perversas que pueden estar incubándose en nuestros mejores propósitos. Quisiéramos ser sólo dueños de nuestra buena voluntad, pero hemos de cargar con sus consecuencias, que son las que molestan a nuestros semejantes.  

Una investigación reciente viene a darle la razón al mito de la manera más literal: Cuando los seres humanos, hace 400.000 años, conseguimos domesticar el fuego, permitimos prolongar la intimidad del contacto entre los hombres al mismo tiempo que dañábamos nuestros pulmones con el humo. De esta manera se dieron las condiciones para que una bacteria que vivía en el suelo completamente inofensiva pudiera mutar. Y así apareció la tuberculosis.

Epimeteo siempre aparece después de Prometeo.

MÁS AQUÍ

5 comentarios:

  1. "Evolución: Prometeo, hoy, sería un diputado de la oposición."

    (Cioran. Silogismos de la amargura)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perdona, sería formador de docentes en ocurrencias pedagógicas varias...

      Eliminar
  2. creo que mito de Prometeo, nos hace saber que la melancolía como sentimiento humano nacida de la impotencia por no saber todo como un Dios, está emparentada con la colecistitis biliar.
    El Uno

    ResponderEliminar
  3. Si el principio de precaución que hoy es la base de la oposición a los alimentos llamados transgénicos se hubiese aplicado desde la prehistoria hoy seguiríamos comiendo los alimentos crudos

    ResponderEliminar
  4. Y los antibióticos , fuese cual fuese el uso que les diésemos, con el tiempo harán evolucionar superbacterias como las que nos matarán a nosotros o a nuestros nietos...

    Lo fundamental es comprender que siempre ha sido así. Que la tecnología, con sus efectos perversos, es lo que nos permite continuar adelante, que no hay manera de sacar a Prometeo del santoral filosófico (Marx) sin mala fe...

    Karl Mill

    ResponderEliminar

Conciencia de clase

Le comenté a mi dilecto Ferran Sáez que vi en El Callao, el barrio más humilde de Lima, una enorme pintada que decía: «Aprender a aprender: ...