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jueves, 23 de octubre de 2014

Charles J. Chaput

If we ignore the poor, we will go to hell. If we blind ourselves to their suffering, we will go to hell. If we do nothing to ease their burdens; then we will go to hell. Ignoring the needs of the poor among us is the surest way to dig a chasm of heartlessness between ourselves and God, and ourselves and our neighbors.
This searing spiritual challenge was the heart of Chaput’s talk, but because our press is less concerned with the poor’s suffering than the rich’s interminable debates over sex, these words weren’t highlighted. Instead, attention centered on Chaput’s comments on the recent Synod on the Family in Rome. 

4 comentarios:

  1. Un Dios que el último día nos juzgará por como nos hemos portado entre nosotros y no por como lo hayamos hecho hacia él.

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    1. Ese es el dios cristiano. Y ahí se abren los problemas del príncipe cristiano, que no tiene leyes divinas para gobernar.

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  2. Le escuché a don Rémi decir algo así: los hombres somos capaces de establecer leyes para organizar la vida entre nosotros. Para hacer eso no hemos de ir a molestar a Dios.

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