Repaso La consolación de la filosofía, de Boecio, para preparar una de las conferencias de Gerona. Pero no puedo pasar del verso noveno: “La vejez inesperada ha llegado” (inopina senectus). Yo escribí aquí hace un año que "de todas las cosas de la vida, la más inesperada es la vejez".
Acostumbro a leer con lápiz y voy subrayando y anotando cosas por los márgenes. Cuando leí este libro aún era joven y este verso me resultó invisible porque no me decía nada. Ahora, sin embargo, es el que me retiene. Me suele pasar a menudo que en las relecturas me llama la atención lo que en la lectura no había subrayado. A esto me refiero cuando digo que aprender a leer es el trabajo de una vida.
Para El artista desencajado,
a quien he leído tras haber escrito esta entrada
De Severino me llamó la atención el paralelismo entre sus metros y los de las coplas de Manrique, parecía que D.Jorge hubiera bebido en ellos el ars moriendi ejemplar que nos legó. Puede que llegue, inopinadamente, la vejez, no lo discuto; pero, recién jubilado, estoy como un adolescente emborronando cuartillas, ajado de mi y de esa vejez de la que ni reniego ni me ufano: me acompaso a sus días de decadencia con la mayor dignidad posible, componiendo el tipo hasta donde se pueda. Como siempre he tenido un afán científico, me observo con ojos de galeno, y me encanta ir viendo el deterioro de la máquina. No levanto acta -ahora ya apenas levanto casi nada...-, pero observo con sorpresa y a veces hasta con pasmo... Son infinitas las revelaciones que depara el más sorprendente de los ingenios naturales.
ResponderEliminarLe agradezco la dedicatoria, Gregorio.