Decía Juan Claudio Ramon que los españoles, que leemos a Montaigne traducido al español moderno, entendemos los Ensayos mejor que los franceses, que no los traducen. Y quizás, pensé yo, los norteamericanos hayan entendido a Gracián mejor que nosotros. ¿Pero lo que se entiende traducido, se entiende? Dejé ir la sospecha de que la literatura, si es buena, es intraducible. ¿Es traducible García Lorca? ¿Y Quevedo?
III
Tarde amable en Manresa. A la vuelta, Montserrat, recortando su caprichosa orografía nítidamente contra un cielo azul marino, a contraluz, navegando sobre los campos de trigo de un verde fresco, nuevo y brillante. Solo por pararse a ver su maravilla hubiese merecido la pena el viaje. Otro buen día.
IV
Vuelvo por tercera vez a Juan de Mairena y ahora creo que comienzo a entenderlo. Mejor: comienzo a tener sospechas con fundamento. Mairena es un cínico (en el sentido del cinismo griego) que por miedo al cinismo, que nada sabe de filantropía, se hace escéptico, pero pretende que sus alumnos no sean ni una cosa ni otra, que sena solo zetéticos, buscadores, indagadores, husmeadores de la verdad. ¿De qué verdad? De la verdad de la vída como búsqueda.
V
Andreu Jaume observó que Heidegger apenas utiliza la palabra amor en Ser y tiempo. Según mis cuentas, solo una y en una nota a pie de página que trata de las relaciones del hombre con Dios. Heidegger no parece tener duda de que la angustia es un estado de ánimo más radical que el del enamoramiento, pero nunca razona por qué. En cualquier caso, la prioridad por la angustia marcó durante décadas el devenir de la filosofía europea continental. ¿Pero es evidente que la angustia nos sitúe ante la autenticidad de manera más radical que el amor?
Oye, lo del amor y la tarde de los domingos es GENIAL.
ResponderEliminar"Decía Juan Claudio Ramon que los españoles, que leemos a Montaigne traducido al español moderno, entendemos los Ensayos mejor que los franceses, que no los traducen."
ResponderEliminarEso es falso. Existen varias "traducciones" al francés moderno de los "Ensayos" de Montaigne. Yo tengo dos: la de Arlea y la de la colección Quarto de Gallimard.
"Y quizás, pensé yo, los norteamericanos hayan entendido a Gracián mejor que nosotros. ¿Pero lo que se entiende traducido, se entiende?"
El problema de la traducción es su calidad, que es muy rara, dado que como escribía Cioran, traducir es mucho más difícil que escribir (no existe, por ejemplo, ninguna buena traducción moderna de los "Ensayos" de Montaigne - yo he mirado de cerca varias páginas de media docena de ellas y he encontrado errores graves en todas). Para que los norteamericanos comprendieran mejor a Gracián que los que lo leemos en español el traductor tiene que haberlo comprendido mejor que nosotros. Y eso es improbable. Para que exista una buena traducción el traductor necesita conocer perfectamente dos lenguas y los autores que traduce, cosa muy difícil (sobre todo con autores de hace varios siglos).
El problema de las traducciones, sobre todo en España, es que nadie las revisa nunca. Las editoriales las publican sin verificar su calidad. Y a ningún crítico literario se le ocurre hacerlo (en parte porque no puede). De ahí que cuando se miran de cerca dos o tres páginas de cualquier traducción moderna comparándolas con el original, cosa que yo hago de vez en cuando con las traducciones del francés, se encuentren siempre errores, a veces enormes. En una de las traducciones más conocidas de "La Recherche" de Proust, reeditada desde hace décadas, se habla de una "casa cerrada", cuando Proust habla de un burdel (maison close). Y ejemplos como ése, que yo colecciono, hay miles en las traducciones de grandes obras del francés (recuerdo que en una de los "Ensayos", publicada por una de las editoriales de clásicos más prestigiosas, las dos traductoras traducían el simple "j’ai un esprit primesautier" de Montaigne (tengo un carácter espontáneo, impulsivo) por "tengo una mente primaria".
"Dejé ir la sospecha de que la literatura, si es buena, es intraducible. ¿Es traducible García Lorca? ¿Y Quevedo?"
La buena literatura es mucho decir. La prosa de Borges o de Pessoa son muy traducibles. La gran poesía, evidentemente, no, puesto que pierde su música. El "Cántico espiritual" de San Juan de la Cruz en francés es un texto prosaico, sin interés. Como los mejores poemas de Baudelaire en español. Para hacer una gran traducción de poesía el traductor tiene que ser tan poeta como el autor traducido (y ahí está el ejemplo de Tagore traducido por J.R.Jiménez y su mujer, para probarlo).
"no existe, por ejemplo, ninguna buena traducción moderna EN ESPAÑOL de los "Ensayos"
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