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martes, 20 de septiembre de 2022

Saludos de nuevo

Llevo varios días sin aparecer por aquí. Y no es por falta de cosas que contar, sino de tiempo para escribirlas.

El jueves pasado, día 15, conocí, al fin, personalmente, al maestro Benet Casablanca, posiblemente el compositor catalán más relevante en estos momentos y un gran, gran humanista. Hablar con él es un lujo y hacer planes conjuntos para el futuro, una aventura profesional que -ya lo verán- saldrá bien. 

Antes de nuestro encuentro en El Auditori, disfruté de una comida pantagruélica y una muy larga sobremesa con cuatro amigos en el 9Nine: Callos con garbanzos de primero y una monumental paella de segundo. 

Y antes estuve en la presentación de la editorial Rosamerón en un bar de l'Eixample.

Cuando puedo, voy recopilando documentos sobre Juan Rana, el conde-duque de Olivares y sor María de Jesús de Ágreda. Si cuaja lo que tengo entre manos, ya les contaré. Pero voy muy despacio.


Tengo en mis manos un ejemplar de Mi vida con Marx, de Alain Minc, publicado por Herder. Algo tengo que ver con su publicación y, además, he escrito el prólogo. Satisfecho, sin duda... aunque no me acaba de gustar la portada.

Ayer, lunes, presentación de El eje del mundo en la librería Alibri. Bien rodeado de personas a las que aprecio mucho y de algún desconocido que ha dejado de serlo. Hasta un navarro se coló por allí. Muy emocionantes las palabras de Dani Izquierdo, que hizo un esfuerzo titánico por estar allí. ¡Qué gran tipo! El sabio Andreu Jaume estuvo generoso y amable, incluso cordial. Lo primero que me dijo fue "¡Has citado la Biblia del Oso!" ¡Claro que la he citado! Él, Andreu, ha sido su reciente editor y ha escrito, además, un prólogo luminoso. 

He terminado y enviado las respuestas a unas preguntas sobre el Siglo de Oro que aparecerán en el Culturas de La Vanguardia y un artículo para Catalunya Cristiana en el que he cometido la impertinencia de defender la virtud de la obediencia. El artículo que apareció en ACEPRENSA ha tenido un eco considerable. Colaboraré en estos dos últimos medios con una periodicidad bimestral.

Todo está bien y todo es pasajero. Lo único realmente perdurable desde un punto de vista estrictamente biográfico no es el producto, sino la actividad. Y lo más gozoso, el reencuentro con la a mistad.

5 comentarios:

  1. Pues un saludo muy grande, esta semana estuve cerca de Ocana, en Tiana, y pensé en tomar un café en Ocata pero luego pensé ¿y si me encuentro a don Gregorio y le molesto? Un abrazo en la distancia

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  2. La obediencia es una virtud por mis cojones.

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  3. La obediencia es la virtud del esclavo.

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    1. Pues tengo entendido que, parafraseando a San Pablo, la mayor libertad es la que lleva a la esclavitud en el amor.

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