A veces nuestra casa está demasiado limpia y ordenada. Todo está en su sitio. No hay ni una miga de pan por el suelo, ni cajones revueltos, ni luces encendidas en cuartos en los que no hay nadie, ni el volumen de la televisión es excesivo... En estas ocasiones nos miramos mi mujer y yo con cara melancólica y asentimos. Sí, los dos echamos en falta el caos de nuestros nietos.
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viernes, 12 de febrero de 2021
Añoranza del caos
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Vehemencia
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