sábado, 28 de diciembre de 2019

Diferencias antropológicas

Decía un cínico -y los cínicos no por serlo han de ir siempre ligeros de razones- que tres son las cosas que diferencian al hombre de los animales: beber sin sed, comer sin hambre y el celo permanente. A primera vista, parece que aquí, efectivamente, reconocemos tres notables diferencias específicas (aunque lo del celo permanente dicen que lo compartimos con las hienas), pero para poder afirmarlas cabalmente como tales hay que añadirles una cuarta sin la cual pierdan su peculiar sabor humano: la mala conciencia.  

El día de los inocentes es el día que se inicia el viacrucis de la mala conciencia navideña por los excesos en la comida y la bebida, a pesar de que sabemos muy bien que dentro de nada nos cae encima la noche vieja, el año nuevo y, un poco más adelante los Reyes con su roscón. Así que la mala conciencia no se convertirá en propósito de enmienda hasta el día 8 de enero... con suerte.

Tras aflojarme un agujero más la correa del pantalón he decidido ir andando esta tarde a paso de marcha hasta el puerto de Premiá. No había mucha gente, lo que me ha confirmado en mi tesis sobre los propósitos de enmienda. A la vuelta, el sol, un sol inmenso, de un amarillo oxidado, como yema de huevo, se ha ido poniendo lentamente tras Barcelona, dejando un riel de reflejos metálicos luminosos sobre el mar justo cuando en mis auriculares estaba sonando el concierto para piano y trompeta del amigo Shostakovich, santo patrón de la mala conciencia. Y he sentido que mi cuerpo se debilitaba y perdía peso a medida que mi alma se ensanchaba. Ya dice Santo Tomás por algún sitio que lo que colma al alma no está en el alma. Por eso el alma hay veces que se desvive por un asado de cordero.

4 comentarios:

  1. Muy estimado Gregorio:

    ¡Que alegría ver destacada así la mala conciencia!, componente esencial de nuestra humanidad, y de "algo más". Como también en el libro "Aforismos que nunca contaré a mis hijos", donde esta noción era parte de uno de los muchos grandes aforismos que lo integran.

    Seguramente conoces este poema:

    ELOGIO DE LA MALA CONCIENCIA DE UNO MISMO. WISLAWA SZYMBORSKA
    (A Enriqueta Fellini)


    El buitre no tiene nada que reprocharse.
    Los escrúpulos le son ajenos a la pantera negra.
    No dudan de lo apropiado de sus actos las pirañas.
    El crótalo se acepta sin complejos a sí mismo.
    No existe un chacal autocrítico.
    El tábano, la langosta, la tenia y el caimán
    viven como viven y así están satisfechos.
    De cien kilos es el corazón de la orca,
    pero no le pesa.
    Nada más animal
    que una conciencia limpia
    en el tercer planeta del Sol.

    (Traducción de Abel A. Murcia Soriano)

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  2. Perdón, me fui del café sin despedirme.

    Un fuerte abrazo y hasta la vista.

    Ignacio Lete

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    1. Querido Ignacio, hace algún tiempo en un debate en una radio, defendí que hasta el más ateo debía reconocerle tres enormes aportaciones culturales al cristianismo: la música sacra, veinte siglos de profundización del yo y la mala conciencia sin la cual no habria existido la gran literatura europea. Un fuerte abrazo, querido amigo, y feliz año. A ver si nuestros cmainos vuelven a cruzarse.

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