Cuenta Benito García de los Santos en su Vida de Balmes, publicada en 1848, pocos meses después de la muerte del filósofo de Vic:
“Un día ]Balmes] leía en Hobbes la siguiente idea: -Si yo hubiera leído tanto como ellos, sería tan ignorante como ellos. Al leer esto, decía Balmes con su natural viveza: -Salté de la silla creyendo haber descubierto un gran tesoro. Leyó otra vez en Malebranche, que este profundísimo pensador acostumbraba a meditar mucho encerrándose en una habitación por horas enteras. Balmes unió estas dos ideas y desde entonces pasaba tres o cuatro horas diarias paseándose solo en su habitación, cerrados los balcones y sin luz”.
Apago la luz para pensar y no irme por las nubes que recorren remota y perezosamente el cielo:
1. No se puede aprender a pensar si no se sabe soportar la soledad y el silencio.
2. No se puede aprender a pensar si no se insiste en pensar contra nuestras propias ocurrencias y opiniones.
3. Pensar es resistir la inercia de las distracciones, imponiéndoles un relato conceptual que se va desplegando en un diálogo con nosotros mismos.
4. Pensar es difícil, distraerse y opinar es fácil.
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