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jueves, 27 de septiembre de 2018

Novólatras

Hay cosas que se hicieron bien desde el principio. 

Incluso podemos decir que nacieron perfectas. 

Tres casos evidentes: la cuchara, la rueda y el libro. 

Podríamos añadir más, pero con estas es suficiente para mostrar que la innovación está bien... pero no es obligatoria en todos y cada uno de los casos. 

Ya sé que llevamos miles de años con un diseño circular de la rueda, mientras han cambiado tantas y tantas cosas en el mundo. Pero el hecho de que muchas cosas hayan cambiado, no significa que estemos en condiciones de innovar con el círculo. Digo esto pensando en quienes critican a la escuela porque, según ellos, apenas ha cambiado desde el siglo XIX. Esto, obviamente, no es cierto. La escuela a la que van mis nietos no tiene nada que ver con la escuela a la que iba yo (y, por cierto, no estoy seguro de que haya cambiado uniformemente a mejor), pero aunque no fuera así, es decir, aunque la escuela no hubiera cambiado nada en absoluto eso, por sí mismo, no sería un argumento para cambiarla.

Conviene pensar bien la paradoja en la que vive la escuela moderna:
1. Nunca ha habido tantos partidarios de cambiarla como ahora.
2. Nunca ha habido tantas propuestas que se autoproclaman innovadoras e incluso disruptivas.
3. Es obvio que todo el mundo quiere hacerlo bien.
3. Sólo algunos tienen éxito (y ninguno con el total de sus alumnos). Se caracterizan porque no viven obsesionados ni con querer cambiarlo todo ni con aplicar cambios disruptivos. Simplemente están interesados en ir mejorando reflexivamente sus prácticas de acuerdo con definiciones claras de qué es un buen maestro, qué es una experiencia educativa, etc.

martes, 25 de septiembre de 2018

Inhumanidades

Un adolescent devant son lycée, avec son Virgile et son Corneille sous le bras. Il lit un journal, tableau d'horreurs en grosses lettres.

— Qu'est-ce que tu fais là?

— Bonjour, Monsieur. Je fais mes inhumanités.

- Paul Valéry (1871-1945).

Miradas furtivas a una imagen implícita

Bogotá.

Fisgoneando en la casa donde vivió Gómez Dávila.




Mitómano, rindiendo culto a mis mitos.

sábado, 22 de septiembre de 2018

Los mandamientos republicanos

Gracias al Colegio Madrid de México he conocido la existencia de un pequeño cuadernillo editado en la imprenta Gutemberg de Guadalajara el 31 de mayo de 1931 con el título de “Mandamientos republicanos”, que son los siguientes:

El primero, amar a la justicia sobre todas las cosas;
El segundo, rendir culto a la Dignidad;
El tercero, vivir con honestidad;
El cuarto, intervenir rectamente en la vida política;
El quinto, cultivar la inteligencia;
El sexto, propagar la instrucción;
El séptimo, trabajar;
El octavo, ahorrar;
El noveno, proteger al débil;
El décimo,  no procurar el beneficio propio a costa del perjuicio ajeno.

A la luz  del quinto mandamiento, mi libro “El deber moral de ser inteligente” adquiere un nuevo significado que lo enlaza bien con otro anterior titulado “Por una educación republicana”.

martes, 18 de septiembre de 2018

Là, tout n’est qu’ordre et beauté,

Un balcón sobre los naranjos,


un largo pasillo que recorro despacio, porque cada ventana es una promesa,


la fuente cantando a las bouganvillas qué es eso del fluir,


la iglesia, minúscula, en su sitio, en pie, cumpliendo con su deber: 
recordarnos que somos árboles inversos,

un san José tan humano...


un altar esencial, el Crucificado rodeado de cardos plateados...


... el tiempo relegado.


Hacienda Galindo. San José Galindo. México.




El Popo y la mujer dormida

Llegué ayer a México, a las cinco de la tarde, hora local, y me estaban esperando el Popo y la Mujer Dormida, es decir, el Popocatepelt y la Ixtacuihatl. Los he visto por primera vez, imponentes, con la cumbre nevada, pero envueltos en la luz cálida del atardecer, parecían dos dioses protectores. Así de ambiguo es este maravilloso país, que tanto cantinflea, porque sus sís, como sus ahoritas, nidel todo sís, ni del todo ahoritas. 

He recordado a Henry Schnautz, un joven trotskista norteamericano, que, tras enterarse del fallido atentado contra Trotsky protagonizado por Siqueiros, se ofreció como guardián, porque él sí que era capaz de responder con fuego al fuego de los asaltantes. Llegó a la Ciudad de México el 1 de julio de 1940 y el día 12 ya estaba al servicio del revolucionario ruso. En su diario se entretiene comentando los pequeños detalles de sus guardias nocturnas y refleja bien su fascinación por la línea tenue del perfil del Popo y de la Mujer Dormida. El 10 de agosto fue sábado. Schnautz describe la transición del sol poniente hacia el ocaso y las diferentes tonalidades que van tiñendo el Popo en su declive. Es lo que he visto yo hoy boquiabierto. Al cerrarse la noche, aquel 10 de agosto comenzó a caer una ligera lluvia que, diez minutos después, se había transformado en un auténtico chaparrón. La oscuridad era casi completa y solo la rompían los relámpagos que rasgaban de luz la lejanía. También ayer comenzó a llover al anochecer y camino de Querétaro la lluvia s epuso a cantinflear con su mansedumbre y acabó en un diluvio del que emergían, como rayos de luz difusa, los faros de los coches.

El 21 de agosto, un día después del atentado mortal contra Trotsky, Schnauts se siente absurdo haciendo su guardia nocturna como cada día. Pero no puede evitar referirse a la belleza del cielo y de las nubes que se acumulan en las cimas de las montañas. Añade que el Popo y la Mujer Dormida son para él una inspiración constante. Tras un comentario sobre las ramas caídas de los eucaliptos, confiesa que "las lágrimas corrían por mis mejillas”. 

lunes, 17 de septiembre de 2018

Dos cosas sobre el tiempo regalado/relegado




I

El tiempo relegado es el título del epílogo que incluye este libro, titulado, a su vez el tiempo regalado. Un paradójico y sutil juego de palabras que encaja perfectamente con el contenido y la forma de este inteligente y creativo ensayo. El epílogo mencionado es de Gregorio Luri, que, filosóficamente, complementa la creación de Andrea Köhler; en él, dice de la obra que presentamos: «¡Pero qué poco hemos reflexionado sobre la espera! Esto es algo que el lector descubre nada más abrir este hermoso, denso y profundo libro que, al mismo tiempo, es una reflexión y un acicate para el ejercicio del pensamiento reflexivo, puesto que “de te fabula narratur”. No podemos preguntarnos por la espera sin que nuestra propia existencia se vea envuelta en la pregunta. Por eso mismo, esta aparente “nadería” de la espera es una cuestión metafísica de gran calado que no se puede relegar sin relegar algo propio de nosotros mismos» (p. 147).

C. Galán de Mera.


II
Pero este tiempo regalado tiene otro regalo con un epílogo de Gregorio Luri que pide a gritos un libro propio. Son unas pinceladas en las que directamente alude a la muerte como clave para entender la vida: el hombre consciente de que está vivo, porque ha sido tocado por la muerte.

Pablo Velasco Quintana
Editor de CEU Ediciones ElDebatedeHoy.es

viernes, 14 de septiembre de 2018

Platón o la realidad como coito y la filosofía como parricidio


I
En Sofista 241d, el Extranjero le pide a Teeteto que no lo mire como un parricida.
- ¿Qué quieres decir? –le pregunta Teeteto.
- Pues que nos será necesario –contesta el Extranjero- poner en cuestión la tesis de nuestro padre Parménides y establecer por la fuerza que el no ser es; y que el ser no es.

Resaltemos este “por la fuerza” porque Parménides aconsejaba al lector de su Poema: “Que nada te fuerce a aceptar el ser del no ser”.

II
Para mejor entender de qué va esto del parricidio, comencemos por el Fedón (74d-75e).

Sócrates desarrolla un análisis fenomenológico muy fino de la percepción de lo que está presente inmediatamente a los sentidos y es precisamente el rigor del análisis lo que le permite descubrir que la percepción no es la adscripción de una sensación a un instante, sino algo así como el esbozo de un relato del ser del fenómeno. Lo que se da en el mero instante está siempre impulsado por una tensión (boúletai) hacia el sentido, es decir, hacia otra cosa (la permanencia de sí) que no está presente en el instante. La tensión de lo dado (de manera evanescente en el presente) hacia el sentido es la tensión del fenómeno hacia su forma.

El concepto central de este pasaje es el de "boúlomai" que significa "querer", "preferir", "pretender", "aspirar". En este verbo está presente tanto la dirección hacia algo como la procedencia desde algo. Es decir en la tendencia del fenómeno hacia la forma se manifiesta también la carencia inherente a toda tendencia (que no es otra cosa que la voluntad de responder a una demanda de sentido, es decir, a una demanda de unidad). Toda percepción tiene lugar en el doble sentido de la aspiración y de la deficiencia. Lo que está presente es más deficiente que su sentido completo, dice Sócrates.

Una sensación que, estrictamente, se consumiera en el instante de su aparición, agotaría la totalidad de su sentido en su emergencia instantánea y, por eso mismo, sería inefable e incognoscible.

En definitiva: la comprensión del dado en el presente como presente, pide ser completado con un cierto sentido no presente, o, expresado de forma negativa, la captación de su deficiencia (endeestérôs: aquí ya está sugerida la "estéresis" aristotélica).

A esta remisión hacia la unidad, Sócrates le da el nombre de "reminiscencia" (o participación en su sentido positivo) y de “khorismos” (en el sentido negativo de la deficiencia). Esto quiere decir que conocer es responder a una demanda de sentido que nos precede. A esta respuesta Platón le da el nombre de "tomar parte" o "participar".

Platón ha descubierto la existencia de un profundo desequilibrio entre la deficiencia de contenido presente en el aparecer del fenómeno y la información complementaria que el alma demanda para hacer posible la comprensión. Esta conciencia es el corazón del platonismo. Si la comprensión siempre dice más que la sensación, es porque hay en el alma una demanda de estabilidad -de sentido- que no se satisface con el sentido presente en el fenómeno.

III

Volvamos ahora al parricidio.

El extranjero del Sofista sostiene que cuando hablamos del no-ser no nos estamos refiriendo en realidad a ninguna cosa opuesta al ser, sino más bien a algo que es ser de otro modo (a un heterónimo del ser). El “no” del no-ser no niega el ser, puesto que es portador de un cierto significado. Cuando afirmamos que algo es no-grande no negamos su ser, sino que lo afirmamos de otro modo.

Hay, pues, un ser del Ser, un ser del no ser y un ser de lo presente en la percepción. En el ser de esto último es donde se encuentran el ser y el no-ser. El no-ser nombra su deficiencia (aquello que le falta para alcanzar una forma) y es la marca de una cierta indefinición que acompaña siempre al fenómeno como lo “otro de la idea”. Es la materia, la “causa errante” del Timeo. El ser, por el contrario, nombra la promesa de la forma, que es lo que permite entender el conocimiento como zêtêsis (como un "echar de menos", como un "deseo para recuperar algo perdido").

El ser del fenómeno se presenta, pues, como una unión (koinonía) a la que Platón se suele referir con términos formados con prefijo "syn-". En el Filebo, por ejemplo, afirma abiertamente que la duplicidad es tan innata al fenómeno que éste ha de ser visto como sýmphyton (nacido con, natural, innato), symploké (entrelazado, entrecruzado), synekhés (íntimamente unido) o symmixis (unido, mezclado, fundido). Este último término refuerza el significado de "meixis" que significa tanto "unión" como "coito".

Los filósofos -resume Platón en el Sofista- han venido llevando a cabo una gigantomaquia sobre el ser ( 244b), enfrentándose quienes consideran que el ser del ser es puro movimiento y quienes lo tienen por algo estable y fijo. Platón no se declara explícitamente miembro de ningún bando. Más bien parece que quiere dirigir nuestra atención hacia el lugar de fricciones entre los dos grupos, dando a entender que la resolución de la cuestión consiste precisamente en romper con la unilateralidad de cada parte. Pero si afirma el ser del ser como symploké, ¿no está tomando partido por el movimiento, dada la inestabilidad inherente al “syn”?).

IV

Leemos en el Filebo (17 a) que lo que distingue la dialéctica de la erística es el respeto de la primera por las mixturas. En este diálogo el mundo entero, en su totalidad, es definido (16d) como una mixtura (metaxy) de lo indefinido y la unidad.

¿Qué es lo que nos permite captar la mixtura del ser. La respuesta de Platón es doble: la propia mixtura del lenguaje y del alma.

En el Sofista leemos que el logos es sym-pkoke y en el Teeteto que la esencia del discurso es una symploké de palabras. Por ello un elemento (stoikheîa) sin contexto relacional no encuentra lugar en el logos y carece de significado. Las cosas, entonces, sólo tienen sentido porque nos remiten a tras cosas, pero por ello mismo, en toda cosa hay una indefinición que resulta inherente a su ser.

Si con algo nos topamos una y otra vez en el corpus platónico es con dificultades para subsumir el fenómeno bajo una idea precisa. No es nada fácil delimitar la manera como las cosas participan de las ideas y la afirmación de la teoría de las ideas suscita necesariamente grandes dificultades en el momento en que se sostiene su existencia y la necesidad de delimitar cada idea como algo en sí. Es extraordinariamente difícil delimitar en el logos la idea del Bien, separándola del resto de ideas. Y, sobre todo, es muy delicado delimitar con precisión los asuntos humanos, pues desconocemos incluso si el alma actúa como una unidad o si tiene partes independientes. Son tan grandes las dificultades que en el Timeo encontramos una abierta confesión de pesimismo: Debido a nuestra naturaleza somos incapaces de delimitar con claridad las cosas. Las dificultades son tantas que, a veces nos sentimos "como si hubiéramos sido abandonados en un laberinto" (Eutidemo 291b). Por eso a menudo lo más prudente se conformarse con un límite (horos) suficiente. Pero, atención, esta prudencia es, precisamente, el corazón de la filosofía política. El extranjero del Sofista advierte que insistir en separar todo del todo es ignorar completamente las musas y la filosofía. 

jueves, 13 de septiembre de 2018

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Amor Ruibal, IV

Si todo ser es ser relativo y la relatividad es la auténtica naturaleza del ser, la realidad puede pensarse orgánicamente, ya que todos los elementos que la constituyen son relativos entre sí y, de esta forma, conforman un todo. 

Y una vez llegados a este punto, es inevitable pensar en el Timeo.

Para Amor Rubial, como para Platón, el Universo es una obra de arte (aunque de categoría distinta a las obras artísticas del hombre) y -si los entiendo bien- precisamente por ello hay ley moral y hay hombres.

Para Amor Ruibal, como para Platón, el Universo es un cuerpo.

La ley moral podría verse como un imperativo categórico que nos impusiera el deber de respetar la naturaleza artística del Todo y sería ese respeto (la sumisión a la ley y la generosidad con la tradición) lo que haría del hombre un hombre.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Amor Ruibal, III

En el Eutifrón, Platón lanza una bomba en medio de la tertulia de los teólogos. ¿Qué es lo piadoso?, se pregunta. ¿Es piadoso aquello que los dioses instituyen como tal o los dioses sólo pueden considerar piadoso aquello que por sí mismo es necesariamente piadoso? Platón que es discreto, habla de piedad, pero el lector de Platón, que ha de ser indiscreto, allá donde lee "piedad", puede entender "bueno", "bello", "verdadero", "justo"...

Si lo piadoso es lo que mandan los dioses, en un acto libérrimo de su voluntad, lo que es piadoso hoy puede no serlo mañana, porque los dioses pueden cambiar de opinión, mientras que si lo piadoso es aquello que los dioses necesariamente reconocen como piadoso, hay principios superiores a los dioses que hasta los mismos dioses se ven obligados a respetar.

Esta cuestión es recogida por Amor Ruibal aplicándola al principio de contradicción.

Si el principio de contradicción fuera una verdad eterna, independiente de los entes a los que se aplica, sería superior a Dios, puesto que al mismo Dios lo sometemos al principio de contradicción. Es decir, si objetivamos el principio de contradicción esta objetivación sería Dios. 

Así pues, o bien Dios no está sujeto al principio de contradicción (suponiendo que el principio dependa de ÉL) o bien el principio de contradicción es superior al mismo Dios.

La respuesta de Amor Ruibal, que resumo hasta hacerla formularia, es que, de acuerdo con su teoría relacional, el principio de contradicción no es nada en sí fuera del ser y el ser no es nada si no realiza el principio de contradicción.  

Amor Ruibal, II

Ruibal es platónico sin saberlo. 

Voy a intentar ofrecer alguna pista complementaria a la del apunte anterior.


No hay duda de que para el canónigo compostelano la realidad, toda ella, es una mixtura, una mezcla.  Esto es lo que decía también Platón, pero Ruibal intenta marcar distancias con él, debido, sin duda, a una lectura de los diálogos demasiado lastrada por la hermenéutica idealista; pero, como si, de alguna manera, se diera cuenta de su proximidad, intenta resaltar sus diferencias precisamente allí donde más cerca se encuentra de lo que explícitamente dice el discípulo de Sócrates, por ejemplo cuando explica cómo el ser de las cosas finitas lleva en sí mismo un no ser, que es lo sostenido en el Sofista (como muy bien se muestra en el comentario luminoso de este diálogo que llevó a cabo Heidegger en uno de sus seminarios).

"La razón del no ser en los entes contingentes está en su mismo ser relativo y es como el constitutivo íntimo de la relatividad." Esto es lo que dice Ruibal y podía haber dicho perfectamente Platón (y, sin duda, también Heidegger). Para Ruibal, el ser y la nada no se oponen, puesto que es posible un medio entre ellos, que es el ser de lo contingente. ¿No es esto puro platonismo?

Toda la filosofía relacional de Ruibal puede explicarse por la realidad erótica de Platón (y Eros, como daimon, es un metaxy, un entrambos). La filosofía relacional, insiste Ruibal, ha de partir del lugar en el que las relaciones se presentan al entendimiento: el de la realidad individual, que es "base fundamental de toda ciencia ontológica y psicológica, y constituye el punto de partida y el término objetivo donde comienza y acaba toda especulación filosófica". Pues bien, ¿qué es un diálogo de Platón, sino una determinada experiencia de este comenzar y acabar?

domingo, 9 de septiembre de 2018

Amor Ruibal

¿Si se hiciera una encuesta sobre los filósofos más relevantes de nuestro siglo XX, qué nombres aparecerían en ella? Me imagino que en cabeza andarían Ortega, Unamuno, d'Ors... y, detrás de ellos, Santayana, Zambrano, Zubiri, Marías, García Bacca... 

¿En qué lugar aparecería Amor Ruibal?

¿Aparecería?



No creo que, por capacidad analítica, Ángel Amor Ruibal sea inferior a ninguno de los de cabeza y, por ambición teórica, quizás sea superior a cualquiera de ellos. ¿Pero quién se acuerda de él en estos tiempos en los que la filosofía prefiere ser más literaria que rigurosa?

Amor Ruibal ya no se reedita. Para encontrar sus libros hay que escarabajear por las librerías de viejo. Es lo que he hecho aprovechando mi último viaje a Madrid. He regresado a casa con alguna cosa sobre él...


que me ha animado a hincarle el diente en serio, de una vez por todas, a una de las obras mayores de nuestra filosofía:


Y en eso estoy, disfrutando de la elegante sutileza analítica de un hombre que tiene toda la historia de la filosofía en su cabeza. Amor Ruibal parte de donde creo yo que se ha de partir, que no es ni de Aristóteles ni de Tomás de Aquino, sino de Platón, y, más en concreto, del carácter daimónico -él, que yo sepa, no utiliza este término, pero tanto da- de todo cuanto se nos presenta al conocimiento. Recuerden que para Platón lo daimónico es un entrambos, aquello que se halla entre lo alto y lo bajo, la forma y la materia, lo finito y lo infinito, la unidad y la pluralidad... lo daimónico es Eros y, por lo tanto, partir de lo daimónico es partir de la naturaleza erótica del ser o, lo que es lo mismo, de la naturaleza relacional de todo cuanto hay en el mundo. Ser, para Platón y Amor Ruibal, es ser relativo. 

La relación rige el mundo y es el fundamento de toda ley (científica, histórica o moral). La relación es la dinámica trascendente que constituye a todo ser y a todo obrar, porque es la condición de su misma existencia. Si esto es así, una primera conclusión se impone: "O el problema del conocimiento es un problema, no ya inexplicable, sino positivamente absurdo, o la causalidad del espíritu en la materia, y de la materia en el espíritu, es tan natural como la que se ejerce en la naturaleza toda, de la cual, en último término no es sino una de tantas manifestaciones".

Seguiremos...

sábado, 8 de septiembre de 2018

De la ira

“Los filósofos definen la ira como una úlcera de la mente, que a veces se cronifica, generalmente causada por la debilidad del intelecto".

- Amiano Marcelino

miércoles, 5 de septiembre de 2018

En el arqueológico de Madrid, con mi nieto

Si ayer por la tarde tocó "El Rey León", era obligatorio rendirles hoy una visita a los íberos, que nos estaban esperando, como siempre, con la mesa puesta.















domingo, 2 de septiembre de 2018

¿Que deberíamos aprender del sistema educativo de Singapur?

"The island-state has much to teach the world. But other countries are reluctant pupils. One reason is that Singapore favours traditional pedagogy, with teachers leading the class".


En The Economist

Vehemencia

 I Tras tres días sin poder separarme de Benjamin Labatut y su Maniac , pero ya he cerrado la última página. Y como suele ocurrir cuando has...