Defiende don Alonso de Madrigal, “El Tostado” en El gobierno ideal que la única ley estrictamente buena “es la evangélica, que prohíbe todo lo malo e incita a practicar todas las virtudes”, pero tiene un inconveniente, que no es políticamente practicable y si la impusiéramos, sería una ley "pésima”.
“Necio sería aquel legislador que ordenase que la ley evangélica fuese observada en su totalidad bajo castigo en su régimen político.
Dios al imponer leyes imperfectas a los hebreos, no les dio la mejor ley, sino una que contenía algunas deficiencias con relación a la ley perfecta. Y sin embargo esta era la conveniente para aquel pueblo.”
Es posible que la ley que Dios le da a un pueblo sea al mismo tiempo imperfecta para este pueblo y pésima para otros. En cualquier caso, la ley política que prohíbe todos los males es la peor de todas.
"Es posible que la ley que Dios [?] se [¿sea?]imperfecta para este pueblo...
ResponderEliminarGracias. Corregido.
EliminarBuen seguidor del pensamiento clásico, extraordinariamente racional y realista, y defensor de la democracia en el siglo XV, a pesar de ser un probo funcionario y de gozar del favor de Juan II de Castilla.
ResponderEliminarLas convulsiones de su tiempo, el del cisma de la Iglesia y los desórdenes de la Castilla previa a la gran reina Isabel, afectaron su manera de pensar, me parece, como las guerras de religión habían de afectar la de Montaigne en la Francia de un siglo después.
A pesar de lo mucho que escribió y de haber sido considerado durante siglos como un gran sabio, totalmente desconocido hoy.