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domingo, 22 de octubre de 2017

Ayer, en Valencia


Magnífico día, el de ayer en Valencia. Creo que esta es una ciudad en la que podría vivir. Cordialidad y agotamiento, pero ese agotamiento feliz que te permite dormir a pierna suelta y la conciencia satisfecha.

Por cierto: habrán visto que he decidido no admitir comentarios. Hasta hace poco era del parecer que debía publicar todos los comentarios que no contuvieran ningún insulto. Pero hay un terreno en el lenguaje que aunque no alcance el insulto, por su tono áspero sí fomenta la crispación. Como los mensajes de este tipo han ido últimamente en aumento, esta es mi casa y a mi no me da la gana acoger a crispados, he decidido ser el propietario exclusivo de su decoración. Las redes están llenas de vomitorios, pero este blog no será uno de ellos. 

La piel de la culebra

I  No nos podemos bañar dos veces en el mismo río, decía Heráclito. II Todo cambia y nosotros con ello. Pero el ritmo del cambio se manifies...