jueves, 30 de septiembre de 2021

Competencias y alta cultura

La educación actual está sometida al prejuicio de lo competencial, es decir, al prejuicio que sostiene que todo aprendizaje escolar debe ser un medio para un fin. Si te atreves a poner este prejuicio en cuestión, serás acusado de defender el absurdo de una educación para la incompetencia. Pero la negación de la proposición "todo aprendizaje debe ser competencial" no es "ningún aprendizaje debe ser competencial", sino "algún aprendizaje no debe ser competencial". Lo que ocurre es que en este "algún" se esconden precisamente las riquezas de la alta cultura.

Me explico.

¿Las Variaciones Goldberg son grandes por ser un medio para un fin o lo que las hace grandes es ser estrictamente inútiles?

¿Qué uso práctico se les puede dar a las Variaciones Goldberg? ¿Y a Velázquez? ¿Y a los sonetos de Quevedo?

Desde luego nada de esto ayuda a ser mejor ciudadano, a desarrollar la inteligencia emocional, a adquirir competencias del siglo XXI. Nada de esto es un medio para un fin. 

La alta cultura es un fin en sí misma. 

El hecho de que hoy todo aquello que es un fin en sí mismo se mire con recelo expresa el triunfo de la cultura de masas; pero el hecho de que los ministros de educación se rindan a la cultura de masas indican la cobardía democrática de quien tiene que justificarse utilitariamente ante el inculto.

En nuestros centros educativos la alta cultura se ha convertido ya en contracultura precisamente porque exige un esfuerzo deliberado y perseverante cuyo premio es la conquista de lo inútil.

3 comentarios:

  1. Me encanta la fórmula: la alta cultura como contracultura.
    Gracias por regalárnosla: ¡Te lo voy a copiar!

    Una de las dificultades que encontramos hoy los centros que todavía apostamos por la cultura cuando queremos explicar a las familias lo que nos distingue, es precisamente que tal apuesta va a la contra. ¿Cómo explicarse sin caer en un conjunto de negaciones? ¿Cómo formular en positivo lo que la cultura de masas percibe como negativo?

    Otra cosa es lo que pasa con los alumnos una vez están ya en el aula: suelen agradecer que el profesor les enseñe a elevar su mirada.

    No son los niños y los que están en su primera adolescencia los que han cambiado -estos todavía conservan su capacidad de admiración y de asombro-; los que hemos cambiado somos los adultos, hemos cambiado nuestra relación con el mundo y con los no adultos.

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  2. La cultura no sólo es un fin en sí misma, sino que es también un componente económico muy importante de un país. ¿Qué sería del poder político-económico francés sin su cultura?

    Eso, sin hablar del peso de la cultura en el sector turístico o en el editorial.

    Producir cultura, producir grandes artistas y grandes escritores ha sido, es y será siempre fundamental, desde el punto de vista económico, para un país. Y en países cultos como Francia eso se ha visto muy claramente durante la epidemia del covid (las pérdidas han sido colosales en ese sector).

    Hay que estar muy ciego o ser muy imbécil para no ver que la imagen exterior de un país (tan importante en la economía) depende en gran parte de su cultura. Y aún más para ignorar que el comienzo de la cultura es la escuela.

    Ver las cosas a corto plazo, ignorando sus consecuencias a medio y largo, es uno de los defectos más graves de los políticos españoles - por no decir una de las mejores pruebas de su dramática incompetencia o de su incurable estupidez.

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  3. A meditar:

    "Rien de plus coupable, de plus pernicieux et de plus décevant que la politique de parti en matière d’enseignement. Il est cependant un point où tout le monde s’entend, s’accorde déplorablement. Disons-le : l’enseignement a pour objectif réel, le diplôme. Je n’hésite jamais à le déclarer, le diplôme est l’ennemi mortel de la culture. Plus les diplômes ont pris d’importance dans la vie, plus le rendement de l’enseignement a été faible. Plus le contrôle s’est exercé, s’est multiplié, plus les résultats ont été mauvais.
    […]
    Le but de l’enseignement n’étant plus la formation de l’esprit, mais l’acquisition du diplôme, c’est le minimum exigible qui devient l’objet des études."

    (Paul Valéry. Conférence donnée à l’université des Annales le 16 janvier 1935. Dans "Variété III").

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