martes, 29 de diciembre de 2020

Nulla dies sine linea

Trabajo intenso y ameno pero, sin embargo, poco productivo. No lo lamento.

Cada vez me gusta más perderme por los caminos que se me insinúan por los márgenes de la investigación que estoy llevando a cabo. De repente descubro un autor hoy olvidado, un poema escrito en el exilio, una reflexión que está pidiendo a gritos un desarrollo actual... y me pongo a seguir esos caminos que sé que me alejan de mi ruta, pero que me proporcionan horas de descubrimientos gozosos. Así que trabajo mucho y avanzo poco, porque no paro de dar vueltas. Pero, por otra parte, pienso que el camino que atraviesa en línea recta un territorio no nos muestra bien las singularidades de ese territorio y que es mejor andar dando vueltas para perderse y encontrarse así con lo inesperado, con todo cuanto la línea recta oculta.

 

Emblema de Las Españas

Esta mañana, por ejemplo, la he dedicado por completo a una magnífica revista, Las Españas, editada en el exilio mexicano por un grupo de intelectuales poco dispuestos a odiar a ninguno de sus compatriotas. Entre otras cosas me he encontrado con un magnífico artículo de Eduardo Nicol sobre Suárez, el filósofo de Salamanca. 

No tengo prisa. Lo importante, para mí, no es correr mucho sino cumplir con aquel propósito atribuido a Plinio el Viejo: Nulla dies sine linea.

No hay nada más productivo que la constancia.

2 comentarios:

  1. Leer este blog cada día es una motivo para trabajar con más ánimo, con más ilusión.
    Gracias

    ResponderEliminar
  2. Me alegro de que tu trabajo te llene. Un beso

    ResponderEliminar

Júbilo

I Amanecer en Atocha. Todos estamos de paso. Las estaciones son monumentos al desarraigo, especialmente a esta hora de la mañana, cuando aún...