martes, 13 de febrero de 2018

Una forma singular de ser revolucionario

Los amigos de Benjamin Péret, el escritor surrealista, contaban lo siguiente como si fuera una hazaña digna de ser alabada.

En las calles de París, la mujer de Péret se ponía a caminar al lado de un cura. Cuando éste menos lo esperaba, ella comenzaba a gritar, roja de ira, increpándolo de esta manera: “Cochon vous n’avez pas d’honte, vous un cure, de pinser les fesses [pellizcar las nalgas] d’une femme? Et pire encore, à la rue! Cochon, cochon”. En este preciso momento Péret entraba en escena. Por supuesto, nadie sospechaba que fuese el marido de aquella mujer escandalizada. “Monsieur le curé, vous êtes une honte pour notre église. Vous êtes un vrai cochon, il faut vous corriger.” Y le arreaba un formidable puñetazo en la cara al perplejo capellán. A continuación, aprovechando la aglomeración ocasionada por la conducta del matrimonio, desaparecían los dos para ir tranquilamente a un café, donde elegían a la próxima víctima.

2 comentarios:

  1. Eso es imposible y, por tanto, una sucia mentira heteropatriarcal: todas y todos sabemos que es imposible que una mujer mienta, siquiera alguna vez, sobre este tipo de cosas. Y, por cierto, quien diga lo contrario, con el código penal que se prepara, puede ser acusado de "incitación al odio".

    Athini Glaucos

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  2. Bueno. Esa es una más de las trágicas comedietas a costa de la iglesia católica. Ya cuando yo era muy pequeño, sobre los 12 años o así, me extrañaba que nadie se metiera con los imames. Me decían que era mejor no hacerlo porque no tenían sentido del humor. en cambio, los curas, por aquello de poner la otra mejilla, pues ...

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