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domingo, 17 de junio de 2018

Gracias, Decano



4 comentarios:

  1. Los alumnos no quieren cumplir con su obligación, como los ciudadanos no están predispuestos a la cultura de la obediencia (mínima) a las reglas de juego... Eee lo ke hai!

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  2. Pero sí que hay alternativa pedagógica a los suspensos. Cada vez hay más profesores que entretienen a los alumnos con actividades propias de una ludoteca y evalúan a sus alumnos con notables y excelentes. Los alumnos contentos, no hay reclamaciones y las familias ven que sus hijos no hacen nada y son ignorantes en cuestiones básicas pero callan... ya les va bien.
    No ha conocido un solo caso en que los padres se quejen de la ignorancia de sus hijos con notas que no merecen...

    ¿No le parece don Gregorio?

    José Luís

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  3. Distinguido profesor y maestro, bien sabe de nuestra discrepancia con las neurociencias, pero permítame apoyar su tesis, en base a las neurociencias. Tiene ud. razón no hay más alternativa que los codos, pero para arrimarse a los codos, hace falta un gran pedagogo como lo es Ud. El cerebro es el órgano humano que más energia consume; y por la ley de conservación de energia tiende a ahorrar, energia; pensar consume energía, por eso la tendencia es no pensar, es lo fácil; pero paradójicamente el pensamiento nos puede hacer más libres, de no ser así seguiríamos cazando a pedradas, de hecho las civilizaciones mas adelantadas, en la actualidad son aquellas que más han invertido en educación y formación, nuestra mente es nuestra salvación, por un lado la mente es vaga, pero por otro lado es la que nos puede dar mayores recompensas, la recompensa del saber, del conocer, y la del entender o llegar a entender. Paradójicamente una de las mayores satisfacciones que experimenta una persona es la liberación de dopamina, y esta se produce en el orgasmo, pero también en atletas de elite después de un gran esfuerzo y después de un esfuerzo mental cuando se encuentra la solución a un problema. Es el ambiente familiar que estimula el instinto de curiosidad, el maestro pedagogo que estimula a los alumnos a aprender y una vez puesto en marcha este estímulo, el pensar el razonar en busca de ¿el porqué ? de las cosas, el que les hace más libres. El cerebro no estimulado, el cerebro vago, se resguarda en los estereotipos, imitan sin pensar el éxito fácil de los insensatos, la trampa, el engaño, y cuando todo falla se envuelven en la envidia y la depresión. Los niños que por desgracia nacen en familias desestructuradas, sólo les cabe la suerte de caer en manos de un maestro pedagogo, que les estimule a pensar a Ser ellos mismos sin depender de nadie, sin depender de las modas, y de los estereotipos.

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    1. Disculpa, profesor Luri, pero hoy me quedo con el comentario.

      (Plas, plas).

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