Mañana soleada, espléndida; un regalo. Salgo de casa con un libro bajo el brazo a disfrutarla en la plaza de Ocata. Me siento en una mesa en la terraza, pido un café, abro el libro y se me sienta en mi misma mesa un pelma a quejarse de la navidad. ¡Hay que ver qué confianzas se toman siempre los pelmas!
- No puedo soportar las fiestas de calendario -me dice con cara compungida nada más sentarse.
- ¿Por qué? -ingenuo de mi, caigo en su juego dándole conversación.
- ¡Porque te obligan a ser feliz en fechas preestablecidas! ¿Y si yo quiero ser feliz el 18 de diciembre y no el 24 o el 25?
- Pues nada te impide serlo. De hecho ir de desgraciado, infeliz e iconoclasta en navidad es toda una tradición navideña -mi compañero se calla. Me bebo el café. Me echo hacia atrás en la silla para disfrutar del sol. Pero la placidez del silencio soleado no podía durar mucho.
- Nos tratan como borregos.
- Bueno... cada uno elige su papel en el Pesebre: borrego, pastor...
- Me deprimen.
- Es que a lo mejor te obligas a ti mismo a deprimirte en determinadas fechas preestablecidas del calendario. Reconozco que debe ayudar mucho a llevar la vida adelante, saber antes de empezar el año en qué fechas concretas estarás deprimido. Así podrás aliñar tu depresión con anticipación: unas gotas de amargura por aquí, un horneado de rencor por allá, todo bien regado con una copa de resentimiento...
Escribo esto con el pelma al lado. Se ha quedado en silencio. Sigo disfrutando del sol y de la compañía, involuntariamente irónica, de un amargado. El calendario nos trae sus rutinas con exactitud. ¿Qué sería de las navidades sin los antinavideños? Forman parte del fulgor de la estrella que se posa sobre el Pesebre.
Genial!! Nunca se me ocurriría sentarme en la mesa de un café con un desconocido. A mí me encanta la Navidad, sobre todo por su significado, pero sí que es verdad q tb me ponen un poco triste por aquello de las sillas vacías en la mesa. Pero es la vida!! Desde el mismo día que nacemos empezamos a morir y eso hay que asumirlo. Chus
ResponderEliminarEl calendario nos trae sus ruinas..., le he ultraleído con total espontaneidad.
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