En 1626, Sir Francis Bacon, una de las mentes más influyentes de su tiempo, veía nevar.
Ustedes pueden pensar que esto nada tiene de filosófico, pero piensen también en la que armó Newton viendo caer una manzana.
Tenemos pues a Bacon viendo nevar y sintiendo mucho frío. Tanto que se le ocurrió que quizás era buena idea comprobar si se podía usar la nieve para conservar la carne. Como era un hombre competencial, compró un pollo, lo mató y lo rellenó de nieve.
Resultado: el pollo no se congeló, pero Sir Bacon, con tanta ida y venida bajo la nieve, sí. Cogió un resfriado -tal, me imagino, como el mío ahora- que se convirtió en neumonía -toco madera-, y murió poco después.
Leyendo ayer el seminario de Strauss sobre la Retórica de A, cita el maestro un largo fragmento de The Advancment of Learning (Libro II, XXII, 171-172) que él considera ser 'el programa para la filosofía política de los siglos XVII y VVIII, sin ninguna duda'.
ResponderEliminarEn mi colegio la inmensa mayoría del claustro lo único que podría comentarte esta nota es algo referido al pollo o a la nieve...
ResponderEliminarJosé
Que se mejore don Gregorio, entonces si se morían de Neumonía, ahora también, pero de muy ancianos, y Ud. aún tiene que dar mucha guerra. Mejórese con los más cordiales saludos.
ResponderEliminarPrometo resistir hasta el último suspiro.
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