Cada vez que me encuentro con la frase "la neurociencia ha demostrado que ...", ya sé que hay altísimas posibilidades de que el autor nos ofrezca un salto metafísico de una estructura neuronal a un comportamiento humano complejo. La frase es un talismán que todo el mundo utiliza como le da la gana porque, por lo visto, la neurociencia demuestra cualquier cosa y el cerebro nunca ha sido una unidad funcional.
Es curioso que queriendo presentar sus propuestas como si fueran científicas algunos recurran a falacias tan groseras. Pero esto es lo que hay: en la pedagogía actual las causas eficientes, frecuentemente hipotéticas, se han comido a las causas finales, tan obvias, al mismo ritmo con que las experiencias de aprendizaje y las metodologías se han comido a los contenidos. Un contenido es hoy una excusa para experimentar un método innovador.
Aún hay gente por ahí hablando de lateralidad cruzada y de la influencia del dominio de uno u otro hemisferio cerebral en la conducta de las personas.
Sospecho que las llamadas pomposamente "Ciencias de la Educación" han tenido siempre poco de ciencias. Sé que la mayoría de los profesores universitarios de pedagogía viven muy lejos de la investigación científica seria. Me temo, en consecuencia, que la pedagogía continuará siendo un campo en el que puede decirse impunemente cualquier cosa.
Por cierto, por si alguien está interesado en saber lo que la neurociencia no dice:
Las causas eficientes se han comido a las causas finales. O sea, la motivación ha sustituido a la libertad. Sintomático, no?
ResponderEliminarMartín, efectivamente, ese es el drama del neoactivismo.
ResponderEliminarYa me explicaràn Uds cómo puede haber libertad si la causa final, aristotélicamente hablando, gobierna el movimiento.
ResponderEliminarHenry Ambossat (no soy ingún puñetero Robot)
También Raymond Tallis es especialmente crítico con lo que él llama neurobabble.
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