Su conferencia sobre la modernidad merecería desarrollo en un libro (un libro que sería más que necesario). "Moderno" es una de las palabras más peligrosas del diccionario. La cantidad de estupideces y crímenes que se han cometido en nombre de la modernidad es impresionante. La modernidad es el enemigo número uno del arte o de la enseñanza, por ejemplo. Y es uno de los conceptos que mejor ha utilizado el capitalismo para dominar el mundo y destruir la salud de los seres humanos y del planeta. La locura de lo "nuevo" a cualquier precio, del "progreso" indefinido, es decir, el culto al dios Tiempo, es una ideología mucho peor que las ideologías políticas, porque está destruyéndolo todo. La modernidad es el suicidio del Hombre.
Y esto lo escribe alguien que no tiene la mínima nostalgia del pasado (pero que ha estudiado los efectos deletéreos de la modernidad en el arte del siglo XX). Lo fascinante de la modernidad es su "lógica" totalmente irracional. Y la pregunta: ¿el ser humano hubiera podido evitar ese culto al Tiempo o es inherente al desarrollo de la civilización, al progreso económico y social? ¿Es una etapa más, e inevitable, de la historia del hombre, con la que los límites ecológicos del planeta acabará pronto?
En cuanto al papa (que incitó el otro día a Macron a tutearle, lo cual el presidente francés se apresuró a hacer sin darse cuenta de las consecuencias para su imagen de tal acto), hace tiempo que todo el mundo ha comprendido que el fútbol le interesa mucho más que la teología (en otra visita hace unos meses, Macron le llevó como regalo una camiseta del PSG de Messi dedicada). Comparado con el anterior papa, que era un verdadero teólogo que conocía muy bien la filosofía (además de la música), el actual es sencillamente indigno del cargo. Su letanía "el tiempo es siempre superior al espacio" prueba que no se ha enterado de la fiesta. Si yo creyera en el Demonio (cuya existencia es, por cierto, la hipótesis que mejor explica el estado actual del mundo) diría que esa frase del papa prueba de manera definitiva que el Diablo ha tomado posesión del Vaticano.
Su conferencia sobre la modernidad merecería desarrollo en un libro (un libro que sería más que necesario). "Moderno" es una de las palabras más peligrosas del diccionario. La cantidad de estupideces y crímenes que se han cometido en nombre de la modernidad es impresionante. La modernidad es el enemigo número uno del arte o de la enseñanza, por ejemplo. Y es uno de los conceptos que mejor ha utilizado el capitalismo para dominar el mundo y destruir la salud de los seres humanos y del planeta. La locura de lo "nuevo" a cualquier precio, del "progreso" indefinido, es decir, el culto al dios Tiempo, es una ideología mucho peor que las ideologías políticas, porque está destruyéndolo todo. La modernidad es el suicidio del Hombre.
ResponderEliminarY esto lo escribe alguien que no tiene la mínima nostalgia del pasado (pero que ha estudiado los efectos deletéreos de la modernidad en el arte del siglo XX). Lo fascinante de la modernidad es su "lógica" totalmente irracional. Y la pregunta: ¿el ser humano hubiera podido evitar ese culto al Tiempo o es inherente al desarrollo de la civilización, al progreso económico y social? ¿Es una etapa más, e inevitable, de la historia del hombre, con la que los límites ecológicos del planeta acabará pronto?
En cuanto al papa (que incitó el otro día a Macron a tutearle, lo cual el presidente francés se apresuró a hacer sin darse cuenta de las consecuencias para su imagen de tal acto), hace tiempo que todo el mundo ha comprendido que el fútbol le interesa mucho más que la teología (en otra visita hace unos meses, Macron le llevó como regalo una camiseta del PSG de Messi dedicada). Comparado con el anterior papa, que era un verdadero teólogo que conocía muy bien la filosofía (además de la música), el actual es sencillamente indigno del cargo. Su letanía "el tiempo es siempre superior al espacio" prueba que no se ha enterado de la fiesta. Si yo creyera en el Demonio (cuya existencia es, por cierto, la hipótesis que mejor explica el estado actual del mundo) diría que esa frase del papa prueba de manera definitiva que el Diablo ha tomado posesión del Vaticano.