Siendo Ganivet un estudiante granadino de bachillerato, su profesor de retórica escribió en la pizarra una columna de diez palabras que debían ser las terminaciones de los versos de una décima y encargó a los alumnos que resolvieran el reto. Todos presentaron sus ejercicios... excepto Ganivet, que se justificó diciendo que para decir tonterías en verso era mejor decirlas en prosa y aún mejor no decirlas, que es lo que él hizo.
Como últimamente me he vuelto muy mal pensado, y a riesgo de equivocarme, porque ya sabemos quién fue Ganivet, resumiendo: que no tenía ni idea
ResponderEliminarGanivet no se suicidó, me suena que sí...pero no estoy seguro...edo sí que fue una idiotez, si lo hizo.
ResponderEliminarSí, se suicidó. Y lo hizo con premeditación y reiterada alevosía.
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