Llegamos a México el sábado a las 5 de la mañana (hora local) y esto ha sido un no parar. Ese mismo día nos fuimos de picnic a Teotihuacán. Buena y generosa compañía y larga sobremesa. Al atardecer una vuelta por el Zócalo y por la Calle Donceles y a la cama. El domingo, bosque de Chapultepec y Museo de Antropología. Y la experiencia de viajar en metro, que tiene su qué... experiencia rematada con un buen plato de escamole, o sea, de larvas de hormiga güijera. En una librería de viejo me hice con "La idea del hombre" del filósofo barcelonés Eduardo Nicol y con "Filosofía en Metáforas y Parábolas", del pamplonés Juan David García Bacca. Había más cosas interesantes, pero hay que repartir el gasto entre libros y tequilas. Días espléndidos, para pasear despacio, ligeros de ropa y ojos ávidos. En México uno no sabe qué le deparará la siguiente esquina.
Hoy visita al Archivo General de la Nación para conseguir una "credencial de usuario". Se encuentra en la antigua cárcel de Lecumberri. Nadie sabe muy bien dónde estaba la celda de Ramón Mercader. Después a la Esmeralda, en la calle Churubusco, Coyoacán, a consultar el archivo de Teresa Proenza. Encuentro cosas muy interesantes, pero que no tienen nada que ver con lo que andaba buscando. Cerveza en la plaza y comida con Eduardo Ceniceros y su mujer. Sobremesa larga y cordial. Día bien aprovechado que termina con un "mezcaloni", es decir con un negroni que en vez de ginebra lleva mezcal.
Mañana a Puebla.
Mientras tanto aprovechamos para estudiar un poco de mexicano.
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