"Ruego que cada uno sopese cuán gran beneficio es librarse de la tiranía de la ignorancia que es la más grave y horrible de todas las servidumbres... Pues, ¿qué cosa más funesta puede suceder a un hombre que una falsa opinión?"
Juan Luis Vives, De disciplinis.
Vives, como buen humanista, sabe que en el diálogo socrático el que gana es el derrotado, ya que es el único que aprende.
Nosotros, como posmodernos cabales, sabemos que el diálogo socrático es mucho más alabado que practicado y que no hay opinión que no se considere blindada por el mero hecho de ser mía. "Es mi opinión", decimos. Y, por si fuera poco, añadimos que "todas las opiniones son respetables."
Ja ja, buen apunte maestro. Tomo nota.
ResponderEliminarMis alumnos saben todo lo que creen necesitar. Yo, que un día creí servir para algo, ahora soy parte principal del problema, su único problema: aprobar.
ResponderEliminar¿Diálogo? Ya toda literatura es esotérica. Aquí, que no es que sea ésta la callejuela más oscura del Pireo, usted, maestro, ha considerado necesario explicar lo de Memónides de Moronea.
Bienvenidos los señores bárbaros, díganme qué desean tomar.
En términos platónikos, le diría a Vives, que peor habría sin duda, tener una "opinión verdadera" ya que entonces dicha opinión en tanto simulacro del juicio verdadero, sería como la sombra desde la caverna...
ResponderEliminarH.L.
De lo poco que entiendo de Platón (y lo menos que sé de griego clásico), estoy convencido de que ἡ δόξα no es nuestra «opinión».
ResponderEliminarEl problema de la tiranía de la opinión, no creo que sea el de la opinión pública únicamente. Quizá el gran peligro de la propia opinión es entenderla como la gran cátedra desde la que pontificar al universo mundo.
Si mi opinión tiene que ser mi última palabra, exige mi más incondicional sumisión y pierde su carácter más genuino, que es su grado de tentativa.
"en el diálogo socrático el que gana es el derrotado, ya que es el único que aprende"
ResponderEliminarentonces ¿no deberíamos considerar a la humildad o modestia como una virtud filosófica?
Pudiera ser... pero no estoy muy convencido. Se necesita una gran dosis de amor propio y de confianza en sí mismo para aceptar sin complejos una derrota en la que se sale ganando.
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