I
Día tranquilo. Una entrevista por zoom a las 11:30, un par de artículos adelantados, unas páginas de una biografía de Clarín.
II
Hace unos días me llegó por correo una tarjeta VISA. Me puse a activarla y acabé eliminándola. Así que pasé por la oficina a pedir una nueva. Ayer la recogí y le pedí a la persona que me atendió que me la activara ella. Sentí una íntima satisfacción cuando se equivocó. La equidad en la ineptitud, aunque sea circunstancial, tiene también fomenta la autoestima.
III
Al volver a casa con mi mujer, pasado ya el mediodía, nos sorprendió un cielo de un azul tan nítido, tan hermoso, tan acogedor que parecía una invitación a la ascensión. Somos seres que nos dejamos seducir facilmente por la verticalidad. Un cielo así, tan obviamente bello, desmiente con su contundente presencia a Bartolomé Leonardo de Argensola -¿recuerdan?: «Pues ese cielo azul que todos vemos / ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grande / que no sea verdad tanta belleza!»
IV
Dentro de unas horas me subiré a un avión que me llevará a Mallorca. Sergio Vila-Sanjuan me lleva a la Fundación Juan March. Hablaremos, comeremos, beberemos y volveremos mañana a casa. Mientras escribo estas últimas palabras recuerdo a R. L. Stevenson: «Nos enamoramos, bebemos mucho, corremos aquí y allá sobre la tierra como ovejas asustadas».