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martes, 18 de febrero de 2025

La clase discutidora

 I

Esta mañana ha merecido la pena. He llegado a la estación de Atocha a las 10:02. Al salir del tren me ha recibido ese huraño frío mesetario. Huraño, por cierto, tiene la misma raíz que forastero. He ido a paso ligero al metro porque Armando Zerolo me esperaba en el intercambiador de Moncloa.

II

Con Armando siempre es fácil hablar. Así que hemos hablado y caminado hasta la casa de Juan Miguel Palacios, con el que hemos pasado un rato inolvidable. Hamos hablado, por supuesto, de su padre, Leopoldo Eulogio Palacios, especialmente de uno de sus libros, La prudencia política, pero, como suele ocurrir en estos casos, nos hemos perdido gozosamente por mil circunloquios.

III

Me acabo de leer ahora mismo, en la habitación del hotel, un magnífico trabajo de Leopoldo-Eulogio Palacios titulado De la razón histórica a la razón poética, todo un festín filosófico, y me espera sobre la cama un libro primorosamente editado, una selección de artículos titulada Leopoldo-Eulogio Palacios. El juicio y el ingenio y otros ensayos.

IV

Al salir de la casa de Juan Miguel, Armando y yo hemos reanudado la conversación, centrada ahora en Europa y esos merluzos de gobernantes que se reúnen en París en una situación de crisis de una extrema gravedad, porque a los europeos nos están diseñando el futuro an Arabia, y la única conclusión a la que llegan es que son incapaces de llegar a una conclusión compartida. A veces hay que darle la razón a Donoso y acordarse de la santa madre de la case discutidora.

V

He comido cerca del hotel en un restaurante navarro. De primero, pochas de la ribera con guindillas; de segundo, callos a la navarra. De postre, torreja con helado. Y aquí estoy, como una boa después de zamparse un buey, leyendo entre cabezadas de sueño. 

lunes, 17 de febrero de 2025

Europa

 I

Europa está perpleja. Aún no nos hemos repuesto del susto: resulta que la política internacional es lo que ha sido siempre, pero que en las últimas décadas intentábamos ocultar que fuera: hobbesiana.  El pez grande se come al chico. Y punto.

II

En una política hobbesiana lo que cuenta es tu capacidad para defender tus intereses. Si eres un país grande tienes intereses comerciales, militares, estratégicos e ideológicos; si eres un país pequeño (pienso en la UE), no te puedes permitir el lujo de tener otros intereses que los comerciales. Europa tiene que decidir si quiere ser Fenicia.

III

Lo triste de las broncas que algunos relevantes políticos norteamericanos nos echan en nuestra propia casa es que lo hacen porque pueden y nosotros lo tragamos porque no podemos hacer otra cosa. El que manda quiere que se sepa que manda y que el altruismo no forma parte de sus intereses.

IV

Tengo poco de profeta. No sé cómo acabará todo esto, aunque sí sé que en política los resultados pocas veces se derivan directamente de las intenciones. Pero me parece que Europa o reacciona o se resigna a ser el museo del mundo (una Fenicia con muchas joyas heredadas).

V

Ucrania. La clave del asunto es la siguiente. Un gigante, Putin, invade Ucrania, un país europeo. Estamos dispuestos a darle dinero y armas; pero bajo ningún concepto estamos dispuestos a mandar a nuestros hijos a defender las fronteras de Europa.

VI

Europa no es la Unión Simbólica Europea. Tampoco sabe exactamente cuáles son sus fronteras, no está dispuesa a defenderlas.

Fárrago

I

El filósofo Derek Parfit pedaleaba desnudo en su bicicleta estática, leyendo filosofía; se cepillaba los dientes durante horas, leyendo filosofía; todos los días comía el mismo desayuno de muesli y yogur y la misma cena de zanahorias, queso, lechuga y apio, para maximizar su tiempo para la filosofía; preparaba café con agua directamente del grifo, para tener más tiempo para la filosofía; tomaba una mezcla de vodka y pastillas todas las noches para poder dormir, ya que no podía dejar de pensar en filosofía.

II

No soy Derek Parfit, pero lo entiendo.

III

En una cosa sí que me parezco a él: en la obsesión correctora de los textos que, fatalmente, los empeora. Los textos demasiado pensados acaban convirtiéndose en laberintos y están llenos de añadidos de última hora que torturan las frases y hacen la lectura más farragosa. Te dan ganas de romperlos, pero como hay que enviarlos aquí o allá, los envías a disgusto. ¡Cuántas veces he deseado haber guardado el primer borrador, donde todo estaba, si no completamente claro, sí más fresco y natural.

sábado, 15 de febrero de 2025

Comerse al abuelo

I

Cosas que uno se encuentra por ahí: «Los escitas siempre se comían a sus abuelos; los trataban de forma muy respetuoso durante mucho tiempo, pero tan pronto como comenzaban a hacerse viejos latosos y se ponían a contar largas historias, inmediatamente se los comían. Nada podría ser más inapropiado, e incluso irrespetuoso, que comerse a esos parientes tan próximos y venerables; sin embargo, no podríamos, con toda propiedad, acusarlos de mal gusto moral».

- Sydney Smith, On Taste, 1805

Me abstengo de cualquier comentario. Estoy comprobando si estoy en sazón.

II
«En la realidad», decía Jordi Sales en la presentación del libro de Ferran Sáez, «siempre hay más cosas que en nuestras cabezas» Esto tan obvio, tan elemental, siendo de la mayor importancia, es lo que tendemos a olvidar cada vez que nos ponemos a discutir.

III
El arte del ensayo consiste básicamente en convencer al lector de que en su cabeza hay menos realidad que en la del autor.

IV
Estaba acabando el pequeño ensayo que comencé en plena Navidad. O eso creía. Pero el último capítulo me ha salido tan de mi gusto y me parece que hay tanta realidad en él, que deja en mal lugar a los capítulos precedentes, y ahora tengo que reescribirlo todo.

jueves, 13 de febrero de 2025

Ferranismos

I

Presentación de El imprudente feliz, del gran Ferran Sáez. A mí me gustaría escribir como él, saber una décima parte de lo que sabe él, tener la cultura musical que tiene él... si fuera más alto, hasta me gustaría ser él.

II

Es admirable cómo sabe jugar con una referencia popular (Lou Reed, por ejemplo), una cita erudita y una reflexión original en un mismo párrafo.

III

Citas:

«... les habían inoculado durante años un fatalismo bovino que contrastaba con los rutilantes discursos revolucionarios de sus dirigentes».

«Simplemente, las previsiones económicas no encajan con las previsiones antropológicas».

«El romanticismo, que es una de las peores tragedias culturales que ha padecido Occidente…» 

«… a medio camino entre el leninismo y la dislexia» (se refiere al en otro tiempo tristemente famoso El libro Rojo del cole).

IV

Me gusta que reivindique El villano del Danubio, de Fray Antonio de Guevara, para situarlo, con sobrada razón, en el inicio del mito del buen salvaje. Se publicó en 1529. Fue traducido al inglés en 1531 y al francés en 1532. Tuvo muchos imitadores. La Fontaine fue uno de ellos. 

V

Hoy lo que queda del buen salvaje se ha convertido en un Puer Robustus.

VI

Una objeción:

P. 106: «La cosmovisión geocéntrica de Ptolomeo no se ajusta a los hechos, pero permitía disfrutar de un universo finito, ordenado y apuntalado vagamente en el sentido común». Esta es una afirmación casi unánimemente aceptada. Pero no es cierta. El geocentrismo es la visión correcta del cielo si lo contemplas desde la tierra. El heliocentrismo es la visión correcta del cielo si lo contemplas desde el sol.

VII

Otra:

Pág. 154: «el higienismo o el sionismo, por poner dos ejemplos de idearios desconectados que coincidieron en el tiempo...»

¿Desconectados?

Max Nordau hace triunfar un lema «Muskleljudentum» en el segundo Congreso Sionista de Basilea, el 28 de agosto de 1898. Animaba con él a su pueblo a muscular la raza, haciéndola físicamente más potente, para favorecer la emergencia de un nuevo tipo de judío, corporalmente fuerte, sexualmente vigoroso y moralmente sano, que facilitara el triunfo político del sionismo . 

Todo el mundo lo sabe

 I

Viaje a Palma. Salí de Barcelona el martes al atardecer y regresé el miércoles, cuando ya era de noche. El objetivo era hablar, dialogar (en la medida de lo posible) y escuchar hablar sobre educación, en un acto programado por los inspectores de educación de las Islas.

II

Cuanto más me enmaraño en este mundo tan extraño de los debates educativos más claro veo que nos sobra sofisticación dialéctica. Las palabras que usamos con la pretensión de sagacidad conceptual (competencias, perfil de salida, situación de aprendizaje, descriptores operativos, etc.) nos ocultan la realidad. Y la realidad es muy sencilla. Todo lo que se necesita es un maestro que conozca su oficio y un libro de texto bien articulado. Está por ver que la educación llamada competencial ofrezca resultados competencialmente superiores a los de este modelo elemental.

III

La semana pasada me decía un alto cargo del Departament d'Educació de Cataluña que tenía comprobado que la palabra que más detestan los docentes es "programación". Estoy de acuerdo. 

IV

La burocracia docente quizás esté pensada con las mejores intenciones, pero la verdad verdadera es que se falsea. Se copian programaciones y se copian informes. Y todo el mundo lo sabe.

V

Ayer les dije a los inspectores que me escuchaban que si querían conocer el estado de la educación mirasen el interior de las mochilas de los alumnos. Insisto "los" alumnos. No hay libros de texto en las mayorías, sino un caos de fotocopias, apuntes, calcetines... y el plátano olvidado de la semana pasada.

martes, 11 de febrero de 2025

A los buenos días

 I
Esto de pararse a hablar con la gente que está sola puede ser moralmente muy meritorio, pero a veces es de una pesadez...

II

La de gente que hay por ahí esperando a que le desees los buenos días para lanzarse a tu yugular y no soltarte hasta que no han consumido tu paciencia auditiva.

III

Pero lo cierto es que hay personas que están deseando contarte sus aventuras mínimas: lo que ayer dieron de merendar a sus nietos, la necesidad que tienen de encontrar un pintor barato, que han dado por casualidad con una foto de su marido que creían perdida, que las acelgas a la extremeña no se hacen como la mayor parte de la gente piensa, etc.

IV

Continuaré saludando, pero creo que me voy a poner un tope diario, que hoy me ha costado una hora recorrer los 200 metros que separan mi casa del Petit Cafè de la Plaza de Ocata.

La clase discutidora

 I Esta mañana ha merecido la pena. He llegado a la estación de Atocha a las 10:02. Al salir del tren me ha recibido ese huraño frío mesetar...