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viernes, 21 de octubre de 2016
Visita a don Marcelino
Dos mujeres. Una, de frente. La otra, de espaldas. Me dirijo a la primera.
- Buenos días. Vengo a visitar a don Marcelino.
- ¿Qué?
- ¿Está en casa, verdad?
- ¿Qué?
La otra se da la vuelta. Sonríe.
- Ya no pone los pies en la calle - me dice.
- Sólo quería pasar a saludarlo y hacerme una foto con él.
- Si es sólo para eso puede pasar.
- Gracias.
- Y si le habla, cuéntemelo, por favor.
- Habla mucho, pero se lo escucha poco.
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Añoranza del lago de Brienne
I Cono soy un neurótico, he cogido el tren de las 9:30 en Ocata para llegar con holgura de tiempo a la reunión que tenía prevista a las 11:...
Gregorio, ha inventado el "élfie"...¡Demonio de hombre...!
ResponderEliminarPues no había caído...
EliminarPor cierto, Gregorio, que antes lo olvidé, le he dedicado unas líneas a Gómez Dávila en mi "Diario" que acaso le pueda apetecer leer, a pesar de la vastedad inabarcable del sujeto en cuestión.
EliminarMe interesa, claro... aunque, si le digo la verdad, encuentro que si Gómes Dávila no hubiera sido tan prolífico, hubiera ganado en resplandor.
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