sábado, 20 de agosto de 2016

El héroe ausente

"En torno al héroe todo se convierte en tragedia", dice Nietzsche en un aforismo al que no he parado de dar vueltas desde que lo leí, hace ya demasiados años.

Viendo el espectáculo de los juegos olímpicos -y en Olimpia dicen que nació la filosofía como teoría del espectáculo humano- me pregunto por qué los únicos héroes que podemos soportar son los olímpicos. E incluso estos, en cuanto los entrevistan, sienten necesidad de compartir su podio con su equipo, su familia, con España entera...

Es cierto que en algunos países aún se permiten héroes militares e incluso héroes ciudadanos, pero no es nuestro caso. Nosotros somos demócratas.

¿Por qué la nuestra es la única cultura de la historia sin héroes?

Posiblemente porque no estamos dispuestos a aceptar nada que establezca diferencias profundas entre los ciudadanos. El único héroe moral que nos gusta es el anónimo, que no nos compromete a nada.

Volviendo a Nietzsche: Quizás ya no haya héroes porque el mundo ya no se convierte en tragedia para nadie. No es que no se desarrollen tragedias en el mundo, sino que el mundo en sí mismo ya no es trágico. Cualquier tertuliano se considera en condiciones de explicar en dos minutos las causas y consecuencias de cualquier fenómeno mundial, especialmente si es doloroso. El mundo puede no gustarnos tal cual es, pero sabemos -creemos saber- cómo explicar por qué no nos gusta.

El mundo se ha hecho homogéneo, y tú yo, lector, somos parte de ese mundo. 

El heroísmo que estamos dispuestos a soportar no ha de rebasarnos más allá de una cabeza, puesto que todos somos iguales.

Si los hombres somos iguales, también lo es nuestra interioridad, por eso nos resulta tan fácil empatizar con cualquiera: nada de lo que le ocurra nos puede sorprender.

Sólo si lo que nos separa es grande la interioridad puede ser también grande.

El mundo previsible y el ciudadano previsible son dos realidades que se condicionan mutuamente, como las del mundo contingente y el individuo problemático.

El mundo sólo es contingente y, por lo tanto, peligroso, para el hombre que tiene un ideal. Nosotros tú y yo, lector, amigo, preferimos tener seguridad social. 

10 comentarios:

  1. ¿Quiere decir en el último párrafo que no tiene usted ideal?

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  2. O tenemos ideales o somos hipócritas. O antiguos (tambien de ese otoño del mundo antiguo que es el medievo) o modernos. ¿Será esa la única tragedia posible? Como conciencia de una radical alternativa, digo... Existencialismos, como etiqueta Vd. el post..
    En fin Don Gregorio, para mí la humanidad se divide entre los que todavía compramos la Revista de Occidente y el resto del universo.

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  3. "Nosotros tú yo yo..." (otro lapsus al que un psicoanalista podría sacarle punta).


    "¿Por qué la nuestra es la única cultura de la historia sin héroes?"

    Porque no los necesita. ¿Para qué serviría hoy un héroe? Cuando una tragedia se produce, los políticos con sus ejércitos (si les interesa) y las ONG (si pueden) se ocupan de detenerla.

    En cuanto a los héroes deportivos, todo el mundo sabe que el deporte es un juego que sólo se toma en serio mientras dura. Y un juego de cuya honestidad dudamos cada día más (dopaje, exceso de dinero, trampas para ganar apuestas, etc).

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  4. Mucho que pensar...
    Mucho que me suena...
    Algo que de golpe entiendo, no soy de este mundo, conozco aun heroe, alguien que me supera por mucho mas que una cabeza...

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  5. Alain Finkielkraut decía que hemos perdido el sentido de lo trágico (en todos los sentidos) con respecto a nuestra actitud ante la vida. Y es verdad.

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  6. Tendremos que hacer como San Luis, pedir que nos sea concedido el don de lágrimas... Y que nos retiren el don sentimentaloide este que nos han dado y que no nos sirve para nada. Hablando de heroismos: ¿ha visto usted que juegos olímpicos más ñoños? Las suecas consolando a besos a la brasileña que fallo el penalti?, la gente llorando el el podium y no por patriotismo precisamente, una que tiró a otra esperándola porque le daba pena, los gemelos entrando a la meta de la mano... En fin...

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    1. Lo peor, don Enrique, es que usted y yo sabemos que eso va a ir a más.

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  7. There is certainly a zero-sum quality to terms like honor and ambition. They are diminished if they are shared. Thomas Hobbes, who understood the aristocratic ethos of honor better than most, saw it as inseparable from a society based on orders and ranks. “Glory is like honor,” he wrote in De Cive, “if all men have it, no man hath it.”

    http://nationalinterest.org/print/feature/beware-the-tyranny-trap-17342?page=show

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    1. La cita me viene como anillo al dedo para mi artículo de El Subjetivo del jueves.

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