Gran noche la de ayer. Comenzó temprano, con la liberación de mi pierna de los vendajes que la aprisionaban y, al fin, pude darme una ducha que mereciera su nombre sin someterme a inverosímiles ejercicios de contorsionismo. Mi pobre pierna emergió a la luz con forma de embutido, pero ya va adquiriendo la imagen de una pierna normal y corriente. Hoy comienzo con la rehabilitación. A las 14:30, comida en el Roig Robí, compartiendo mesa con comensales con los que te quedarías horas y horas de sobremesa. A las 18:30 me encontré con mi familia en las puertas del teatro Goya y a partir de este momento las cosas se sucedieron en cascada. Fue un acto intenso y emotivo pero, de todo lo sucedido me quedo con mis nietos, que estaban nerviosos y expectantes y que se desvivieron por cuidar de mí. Agradezco mucho su presencia a los amigos que me acompañaron y, desde luego, a Esther vera por su generosa glosa de mi persona. Y dejo de escribir, que se me está haciendo tarde para ir a recuperación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.