viernes, 9 de febrero de 2024

Llegando a Zaragoza

 I

Viajamos a la altura de las nubes, pero no porque vaya en avión, sino porque las nubes bajas se estancan en los valles y le dan al paisaje un toque etéreo y a la mirada un sesgo fantasioso. Llovizna.

II

Hay un colegio en Aravaca que se plantea como objetivo que el niño "adquiera laboriosidad y gratitud" y esto me admira de tal modo, que si me dicen "ven", yo voy. Y no solo fui, además me quedé a dormir con quienes lo regentan, los miembros de una orden religiosa, Los discípulos.

III

Vuelvo de este viaje lleno de gratitud a todas las personas que he encontrado en su transcurso, que son muchas y me han mostrado el aura de su presencia.

IV

Hay personas que llevan consigo, además de su cuerpo y su mirada, un halo de  serenidad con un evidente poder irradiador. Conocerlas, estar un rato con ellas, es una de las cosas importantes que se pueden hacer en la vida.

V

Por los altavoces del tren se anuncia que estamos llegando a Zaragoza.


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