martes, 28 de mayo de 2019

Menéndez Pelayo

A don Marcelino Menéndez y Pelayo se presentó en cierta ocasión un quídam que deseaba conocer ciertos detalles de la Biblioteca Nacional que don Marcelino no pudo suministrarle.
    El impertinente se atrevió a decir al ilustre sabio:
-    Pues debería saberlo. El Estado os paga para que lo sepáis.
-   Disculpe usted -dijo, afable, Menéndez y Pelayo-. El Estado me paga por lo que sé. Si fuera a pagarme por lo que no sé, no bastarían todos los tesoros de España.

Alfredo R. Antigüedad, Anecdotario.

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