domingo, 27 de mayo de 2018

Romanones o Maquiavelo en Madrid

Estas palabras del Conde de Romanones (1863-1950), que se declaraba liberal, están extraídas de sus Notas de una vida y bien pudieran servir como inicio de unos apuntes del maquiavelismo hispano:

I
“La elocuencia propia de las campañas electorales no es, indudablemente, la académica. Las muchedumbres se conquistan por un verbo recio y vibrante. Las delicadezas de pensamiento y la frase resbalan sobre ellas sin penetrar; por eso hace falta sacudirlas reciamente. Muchas veces se necesita emplear el grito para dominar el tumulto". 

II
"Los ataques violentos al adversario, cuanto más de brocha gorda, serán más útiles".

III
“Es preciso llevar al animo del elector que sólo son perfectos los hombres cobijados por la bandera defendida". 

IV
"En los pequeños [núcleos de población] debe hablarse poco de principios políticos, pues el auditorio no está preparado para comprenderlos”.

V
“Hablar del arte electoral y callarte la parte principal, el empleo del dinero, es una inocente hipocresía. Mientras la naturaleza del hombre no cambie, y no lleva camino de cambiar, el dinero es, y siempre será, elemento principal para la lucha y para la organización de los partidos, pues la propaganda eficaz sólo con dinero se hace.”

VI
“La política se hace con hombres, no con entes de razón; y los hombres, a través de la historia han sido y serán siempre los mismos." 

VII
"Si la pasión no fuera en la política el principal resorte, si todo se moviera en ella con ritmo acompasado y sereno, conforme a los rígidos dictados de la lógica, pocos serían los que se dedicasen a la política y menos al ejercicio de las funciones de gobierno. Sucede con esto algo muy semejante a lo que acontece con el estímulo que siente el hombre para la reproducción de la especie: si falta éste, si sólo se atendiera a los imperativos de la moral y de la razón, es seguro que la humanidad no existiría. Sin lo sabroso de la manzana, con Adán y Eva habría concluido el género humano.”

VIII
“No extrañe al curioso lector mi satisfacción personal. Dichoso él si no ha sentido nuca la ambición del mando. Beatus ille. Pues aquel que no ha sentido nunca esta ambición, ignora que en ella el mando es lo de menos y la ambición es lo de más. Al cazador de pura sangre le seducen las perdices más cuando las abate volando que cuando se las presentan en el plato. La fuerza está en la ambición, y yo tenía la juvenil ambición de colocarme a la cabeza de un gobierno liberal. Por eso hice mío el programa de Canalejas al sucederle en la Presidencia.”

IX
“No hay tarea más ingrata ni más inexcusable para los directores de fuerzas políticas que la de ponerse en contacto con sus correligionarios. Para acometerla se necesita verdadera vocación y además hallarse dispuesto al sacrificio de respirar el ambiente de vulgaridad ingrata; he conocido quien puso en peligro su autoridad como jefe por no poder soportar a los correligionarios”.

7 comentarios:

  1. La sinceridad y la coherencia del hombre, siempre egoísta, se llama "maquiavelismo". El discurso políticamente correcto será, pues, el que todos queremos oír, pero no practicar.

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  2. Gracias muy buenos...

    Permitámonos penetrar nuevamente en épocas que no esperan del filósofo ni una explicación ni una transformación del mundo, sino la construcción de refugios contra la inclemencia del tiempo. Nicolás Gómez Dávila

    "En filosofía lo nuevo no es árbol nuevo, sino retoño en nueva primavera”

    Nicolás Gómez Dávila

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  3. Gómez Dávila no para de crecer. Por algo será.

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  4. Imagino que ha empezado interesándose por Romanones por otros motivos, y resulta que su señora fue la más famosa de las españolas espías

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  5. Comencé a leer a Romanones hace años. El único fueron sus aforismos. Tiene dos virtudes importantes: escribe bien y no se asusta de lo que sabe. Creo que no le hubiera comprado un coche de segunda mano, pero lo hubiera contratado de profesor de una facultad de ciencias políticas. A veces tiene gestos de nobleza magníficos. Por ejemplo cuando se enfrenta a las cortes republicanas para defender al rey, Alfonso XIII, teniendo que soportar las burlas de las señoras diputadas. "Si cuando el monarca tenía poder yo hubiese querido salir en su defensa, muchos de los que están aquí sentados en silencio, me lo hubieran impedido, apartándome a codazos, para llegar antes que yo al atril."

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