lunes, 24 de agosto de 2015

Iban 2 americanos en un tren...

... y a los pasajeros les tocó la lotería.

Y sin embargo he visto por las llamadas redes sociales intentos de linchar a los americanos porque los occidentales también somos terroristas o porque los americanos le pegaron al terrorista más de lo estrictamente necesario. Yo entiendo que a los defensores de la negociación con los asesinos (Gemma Nierga: "Ernest Lluch hubiera negociado incluso con los que lo iban a matar") les cuesta aceptar que si te van a pegar un tiro tu primera obligación es evitarlo de la manera más rápida y contundente posible (dejemos ahora de lado la evidencia de que el diálogo, si no es retórico, suele acabar mal). Pero allá ellos. Yo me quedo con esa magnífica lección de coraje que nos han dado dos americanos y con la confianza de que la virtud del coraje no tiene por qué ser menos contagiosa que el vicio del miedo.

3 comentarios:

  1. Entre los muchos dogmatismos progres hay dos de bastante inquietantes, los americanos siempre son malos y la policía, también. En la policía incluyo els mossos. Ayer leía comentarios lamentables relacionados con esos mossos fuera de servicio que salvaron a una gente, varios de ellos niños, de ser arrastrados por el agua, unos cuantos insistían 'sí, sí, pero maltratant, torturan y no sé qué más'.

    Sobre los americanos valientes, lo mismo, sí, sí, pero tiraron la bomba de Hiroshima.

    No anem bé, senyor Gregori.

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  2. Una sociedad cuyos héroes son naciones en quiebra y personas al borde del desahucio (toda mi compasión hacia ellos ) y no dos valientes que evitaron una tragedia es una sociedad que ni sabe lo que es el norte.

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  3. Si alguna vez mi vida peligra en manos de un terrorista, personalmente prefiero que me eche una mano el contundente que no el que se pone a analizar las motivaciones íntimas del criminal y la parte de culpa que le corresponde a nuestra sociedad.

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